Resulta incomprensible que un país con presupuesto anual de 10,500 millones de balboas, un centro bancario con activos superiores a los 77 mil millones de balboas, un Canal Interoceánico y la principal Zona Libre del hemisferio, no sea capaz de cumplir la tarea de recoger su basura en el principal distrito del país.
Mientras los funcionarios se culpan entre si o le echan el bulto a la anterior administración, en casi todos los barrios se acumula la basura y no se observa una solución a corto plazo.
Las autoridades no son capaces ni de cobrar una morosidad de casi 50 millones de balboas que les adeudan el gobierno y los clientes residenciales. El alcalde alega que sólo 9 de cada 100 panameños pagan el día su tasa de aseo. Bueno salga a cobrar, recupere esos ingresos y compre los camiones compactadores que se necesitan.
No es posible que las 144 rutas de recolección de basura se cubran con 28 camiones, la mayoría volquete, para recoger los desechos que producen 800 mil habitantes del distrito capital.
Echarle el muerto a la anterior administración que le dejó a la Dirección Metropolitana de Aseo Urbano y Domiciliario de Panamá una deuda de 14 millones de balboas no resuelve nada. Hay que actuar. Las autoridades del Gobierno Central también deben entender que está en juego la salud de la población y que dilatar los pagos a la DIMAUD sólo complican más la situación.