No todas las historias de amor terminan como en las novelas. Aquí, en la vida real, las situaciones son variantes. Lo que en el noviazgo fue puro 'love', en el matrimonio es distinto, pues hay que lidiar con el factor económico y el trabajo.
Cuando se acaba la plata o no hay empleo es que se demuestra el amor que la gente se jura en el altar. Hay parejas que apenas deja de faltar una de estas dos cosas comienzan a enviar mensajes de terminación de contrato y muchos no se resisten a perder al ser amado.
Una vez terminada la relación, por lógica, el hombre o la mujer debe rehacer su vida, pero se encuentra con la piedra de que su ex pareja no permite tal relación.
Hablamos de los obsesionados/as, de los posesivos/as, de quienes comienzan a seguir, hostigar y amenazar a las ex parejas.
La crisis empeora. El o ella se vuelven como locos. No duermen, no comen, andan vigilantes siempre hasta que al final buscan un arma y dicen: "Eres para mí y de nadie más". Así terminan estas historias.
El sonido final de esta canción es un balazo. Un pedazo de plomo culmina una relación de años para iniciar otra que viene después de la muerte, pero que no es precisamente como pareja sino en un lugar llamado infierno.
Amigo, si usted anda de mocos caídos con su esposa, porque ya no se quiere como antes, lo que debe hacer es buscar cuál es el problema en realidad y atacarlo. Si no se soluciona, entonces díganse adiós, pero respetuosamente. No cometa la locura de atentar contra la vida de nadie para después terminar matándose.
Tristemente, Panamá está lleno de ejemplos de este tipo. Los vemos de cuando en vez en los medios de comunicación.
Para las personas que son acosadas, lo mejor es reportarlo a la policía lo más pronto posible, y avisar a los familiares para que estén pendientes de nosotros. Para quien aún no puede sacarse de su mente a la ex pareja, hay que buscar ayuda profesional, cambiar de rutina, conocer a otras personas y dejar que el tiempo sane las heridas. ¿Pero matar'? Jamás.
