Para estos días, mucho se comenta sobre nuestra educación. En estas fechas salen a relucir los sapos y culebras de nuestro sistema educativo: Una pobre enseñanza y las cacareadas huelgas de siempre. Todo esto pasa sin darnos cuenta de que la escuela ideal, esa que queremos todos para nuestros hijos, sí existe.
Por cerca de 20 años, el colegio Logos se ha mantenido trabajando de forma callada. Su sistema de enseñanza supera cualquier otro del país y del extranjero. No es nada parecido a lo que estamos acostumbrados a lidiar los panameños.
Trabajando sobre la base de la enseñanza individualizada, tipo "home school", Logos ha sobrevivido con éxito. Los pocos supervisores del MEDUCA que les ha tocado visitar su estructura han mostrado suma complacencia.
¿Cuál es el éxito? A parte de ser un colegio cristiano, donde su matrícula nunca ha superado los 30 alumnos, en Logos la estructura de la enseñanza es firme: Padres, colegio y estudiantes. Cada pieza juega un papel importante.
Niños de primer grado pueden compartir el mismo techo con jóvenes graduandos (pre-universitarios), pero a cada uno de ellos se les enseña a trabajar en base a metas. Una vez inicia la clase, no se escucha ni el ruido de una mosca, únicamente el sonido que produce el pasar las páginas de los libros de un sistema conocido como LECAS.
Luego de 20 años, Logos ya ha dado frutos importantes. De allí han egresados estudiantes, cuyos padres ponen a prueba al sistema universitario. Jóvenes con deseos de ingresar a la Universidad Tecnológica y que, a petición de los padres, realizan la prueba para Medicina, la pasan con excelentes calificaciones y luego se dan el lujo de elegir la carrera que prefieren. Así es el colegio ideal.
Son resultados los que hablan por Logos, una escuelita que no tiene terreno, pero que sí funciona. Ojalá las autoridades del MEDUCA establecieran los mecanismos para donar, aunque sea un pequeño globo de terreno de mil metros para no andar de errantes alquilando aquí y allá.