En el territorio nacional se siembran 1,535,045.3 hectáreas clasificadas como pastos tradicionales, mejorados y naturales.
Por otra parte, Panamá ocupa el cuarto lugar, a nivel de América Tropical, en tener suelos ácidos e infértiles, y la baja fertilidad de los suelos, que afecta en gran medida el comportamiento de los pastos mejorados más comunes, en cuanto a cantidad y calidad de forraje producido.
Para escoger la especie recomendada para las diferentes zonas forrajeras, es sumamente importante que el técnico o productor tenga presente que en cada región hay suelos de baja y alta fertilidad, por lo que es necesario realizar un análisis químico de suelo para hacer una mejor recomendación o selección de la especie que se puede sembrar y garantizar la persistencia del pasto sembrado.
La siembra de especies forrajeras adaptadas a suelos ácidos de baja fertilidad es una alternativa para el manejo de pastos en el trópico (CIAT, 2005).
De las Brachiarias que existen a nivel mundial, han llegado a Panamá procedente del CIAT Colombia aproximadamente 30 ecotipos (CIAT, 1984), a los programas de introducción de pastos y leguminosas forrajeras, y se realizaron observaciones y evaluaciones preliminares por los técnicos del IDIAP en Veraguas, Penonomé, Chiriquí, Panamá, Colón, Darién y Bocas del Toro.
De estas evaluaciones, las Brachiarias promisorias que están utilizando más los productores pecuarios son decumbens, humidícola, dictyoneura y brizantha, por su grado de adaptación a suelos de baja y mediana fertilidad, resistencia a plagas y enfermedades y rendimientos que fluctúan entre 10 y 18 toneladas por metro cuadrado/ha/año.
Entre los métodos de siembra de pastos que se utiliza en Panamá está el convencional de pases de arado y rastra al terreno para después proceder a la siembra. Aunque ya es poco utilizado y fue reemplazado por el método de "Cero Labranza", en el que se aplica el herbicida (Glifosato) a la cubierta vegetal (la dosis será de 4 litros por hectárea) y luego de 8 a 15 días después de la aplicación del herbicida, se procede a la siembra de la semilla gámica (que debe ser tratada con insecticida antes de sembrarse para protegerla de que los insectos no se la coman) con voleadora manual o de tractor, haciendo una distribución lo más uniforme posible de las semillas por toda el área a ser sembrada.
Entre los 15 a 25 días de nacido, el pasto se debe hacer una fertilización con altos niveles de fósforo para estimular el crecimiento de la raíz, que debe estar alrededor de dos a tres quintales de abono fórmula (12-24-12, 10-30-10 o 15-30-8) y dos quintales de urea a los 45 días de nacida la pastura, por hectárea.
El control de las malezas debe realizarse entre los 35 a 40 días de nacido, caminando por la cuadra sembrada, e identificar si las malezas son de tallo suave, semileñoso o leñoso.
MEJORES DIAS
Cuando queramos intensificar la producción de leche o carne, aumentar la productividad por animal o por área, reducir el costo por hectárea, es necesario sustituir las especies nativas o naturalizadas por otras (mejoradas) de mayor producción de forraje y mejor calidad nutricional adaptada a la región (terreno), en donde queremos mejorar el potrero.