La elaboración de los abonos tiene una duración de cinco días.
El primer día se mezclan los materiales; se empieza por colocar un tercio de cada uno de ellos, uno sobre otro hasta mezclarlos todos.
La mezcla se hace por lo menos 3 veces y se va agregando agua hasta tener un contenido aproximado de 45 %.
En el segundo día se mide la temperatura con un termómetro o introduciendo un machete en el montículo por unos 20 minutos.
Luego con tocar el machete se determina que tan caliente se encuentra la mezcla y la temperatura no debe ser mayor de 50º C.
En el tercer día se debe voltear el montículo en la mañana y en la tarde. Extender a 40 centímetros de altura y cubrir con los sacos. La altura del montículo se debe ir reduciendo para favorecer la aireación y bajar la temperatura.
El día siguiente hay que medir la temperatura, que no debe ser mayor de 50º C; mezclar dos veces por día, y luego extender a 30 centímetros de altura y cubrir con los sacos.
Por último, el material va tomando una coloración gris clara y apariencia polvosa.
El material es posible utilizarlo de inmediato o almacenarlo en sacos, protegido del sol y del viento por un tiempo que no debería ser mayor de 3 meses.