Si para muchos su designación fue una sorpresa, para él no. La nueva buena le había sido informada antes del 18 de febrero, cuando se oficializó su nombramiento.
Alega que no hubo motivos o causas especiales en ser elegido por el Papa Benedicto XVI para dirigir a los católicos de la ciudad. "Yo creo que aquí solamente estuvo la mano de Dios. Siempre he querido ser sacerdote, servir a la gente".
Ese deseo de servir no es nuevo, le viene de niño, cuando jugaba a oficiar misas en Chitré, provincia de Herrera. Aquel niño, nacido un 24 de diciembre y que ahora tiene 53 años, ha recorrido un largo camino para llegar al puesto que hoy ocupa.
El hasta ahora obispo Auxiliar de Panamá reconoce que muchos han influido en su camino espiritual, entre ellos, quienes han asumido la responsabilidad que en un futuro próximo recaerá sobre él.
Sus recuerdos están dirigidos también a los monseñores Tomás Clavel, Marcos Gregorio McGrath y el actual arzobispo, José Dimas Cedeño.
Vuelve a la realidad y piensa en el papel que le corresponde asumir a partir de abril.
"Cuando lo acepté, fue pensando en las miles de personas que todos los días oran por mí para que yo pueda ser fiel". Sin embargo, es consciente de la tarea que deberá asumir y las consecuencias que le traerá.
Ulloa, quien se convertirá en mensajero de Dios, resume en una frase su pensamiento tras su designación: "Más que un honor es un servicio, una difícil carga".