El alcoholismo se ha asociado frecuentemente con debilidad de carácter, vicio o inmoralidad. Aún ahora, y cuando se denomina el alcoholismo como la enfermedad en la que se advierte una permisividad social, que pone en entredicho los programas más ambiciosos de salud pública, en cuanto a prevención y tratamiento del alcoholismo.
Tomar alguna bebida alcohólica, apunta para gran parte de la población un placer asociado a festividades o simplemente el disfrute de una buena comida, por ello es conveniente distinguir diferentes clases de bebedores.
Bebedor moderado: toma vino en las comidas, rara vez ingiere ginebra o vodka. bbbEvita la ebriedad.
Bebedor social: siempre se encuentran en una situación social, necesitan beber para sentirse más sueltos y divertidos. Pueden estar sin beber, pero en reuniones sociales no limitan el consumo de alcohol.
Bebedor fuerte: toman mucha cantidad de alcohol, independientemente o no de las comidas, y casi todos los días de la semana. La bebida es una parte importante de su vida.
Ebrios ocasionales: generalmente buscan embriagarse. Su objetivo antes de comenzar a beber es emborracharse.
Bebedor alcohólico: se caracteriza por la pérdida de control sobre la ingestión del alcohol. No puede decir basta, por lo que sigue tomando hasta intoxicarse.