En el Diario La Prensa (Revista) del miércoles 18 de septiembre de 2002, fragmentamos parte del siguiente artículo: Muere poeta John Ryan.
El pasado sábado 14 de septiembre, en horas de la tarde, falleció el poeta, pintor, actor, director teatral, diseñador de modas y arquitecto panameño John Ryan, también conocido por su seudónimo artístico, Juan Dal Vera, uno de los talentos más relevante y completo de la última mitad del siglo XX en Panamá.
Más adelante señala el articulo: obtuvo en dos ocasiones el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró sección Poesía, con poemas desde una casa para locos (1974) y Poemas en blanco (1976), incluidos en antologías nacionales e hispanoamericanas.
Señala también que: obtuvo entre otros premios, el Tile Council of América (de arquitectura) y el premio Xerox 1973 (de pintura), y fue seleccionado para el Premio Salón Internacional Xerox 1974.
Finalmente señala el artículo: Dal Vera fue uno de los fundadores de la Junta Teatral Victoriano, la más importante agrupación teatral que ha existido en el país. También fue fundador del Grupo Portobelo, agrupación que realizó notables trabajos en video y multimedia, y que montó un taller de modas étnicas de éxito nacional e internacional, y que aún sigue activo. Lo siguiente es tomado de la Revista IMAGEN No.4, junio-julio, 1983.
NOTA DEL AUTOR.
La data de origen de este poema, de 15 partes, se remonta a febrero de 1973, luego de mi viaje a la isla de Sardegna (Cerdeña, Italia). Fue allí donde conocí a Gianello Tampone, terrateniente sardo, quien le vendió parte de la Costa Esmeralda al Agha Khan para el desarrollo de un complejo arquitectónico, turístico - residencial, a lo largo de esta costa. Sin embargo, Gianello Tampone mantuvo otras vastas porciones de tierras, entre ellas MARANA: una ensenada casi con características surrealista, con esculturas naturales moldeadas por el mar y el viento, y con leyendas Homéricas a su favor. Sobre este lugar y un sueño onírico se basa este poema; y según las historias que me relatara una tarde Gianello.
JUAN DAL VERA.
Este poema fue terminado de revisar en Portobelo, Panamá; el 3 de abril de 1983.
MARANA: EL PROPILEO DE LA TIERRA.
1) Yo descansaba
en el rubor del lecho de la arena.
En derredor oí cantos
que no quise que fuera el viento
sino bocas azules entregadas
a cantarme
desde la inmensa puerta de
Marana.
Así precedí al oscuro hueco
de la caída;
estilista del cabello limpio de
Medusa.
Pasé el fulmine de Júpiter,
la muerte de Asklepiós,
la sonrisa de Apolo que marcaba
cada sombra de la rabia.
Y así también concedí elmovimiento
a mis huesos y a mi carne
para que se fueran
hacia el fondo roto de la historia
que me contó una tarde
ese fugaz amigo con el nombre de
Gianello.
Y todo comenzó a irsepor esa puerta diferente.Hacia el tono de la palabrahecha de triángulo sumergido.
2) Marana es el mar
y el mar, de pronto, es una casa:
hay agua en sus paredes,
hay blancas tejas espumosas,
hay silícias baldosas blancas;
las sillas son de piedra,
hay mesones de corales
y quietud antes del almuerzo.
¿Quién no, cayendo bajo el agua,
se sintió abrazado por la nada
en ese silencio absoluto
de húmedos poblados?
3) Sin invitación otraque mi terráqueo sueñome fui yendo
al propileo de Maraña
buscando concha,
grano, perla taciturna,
las verdades de los hombres
en el medio de la boca,
los invitados no llegados
ni tarde ni al tiempo de la hora,
residuos de escolleras,
la base blanca de la tierra,
el dedo de Homero
hundido en la esencia de la huella.
en el naufragio de murmullos en la
noche?
4) En esa escasa gravedad del mar y el sueño
corro caminando vacilante
entre fondo marino y vida lenta:
las algas me aplauden, me acogen y
despiden,
los peces me bailan,
el viento del agua
hace que todo germine
con un vaivén aprendido.
La ley del dominio
de todos los fondos
escucho
en un triste socorro
de algo enteramente perseguido.