Cuando se anunció que Panamá integraría un equipo con grandes ligas para participar en una de las fases del Campeonato Mundial de Béisbol, se pensó que el país podría conformar la mejor novena de toda su historia.
Sin embargo, fueron surgiendo dificultades. El mejor cerrador del béisbol rentado -Mariano Rivera- descartó su participación y luego poco a poco varios de los profesionales convocados, se fueron retirando del equipo.
Posteriormente, los presidentes de ligas prefirieron romper la concentración del equipo para que los jugadores fueran a jugar para sus provincias.
Ahora, faltando menos de dos semanas para iniciar los partidos, se plantea la renuncia del técnico Roberto Kelly, por discrepancias con la dirigencia de la Federación Nacional de Béisbol.
No tenemos un equipo debidamente concentrado, varios peloteros integrantes de la selección están jugando para sus provincias en el Campeonato Nacional y hasta el propio Kelly estaba por Estados Unidos, cuando lo ideal era que estuviera al frente de los entrenamientos.
Hay un dicho que reza que lo que mal comienza, mal acaba. Ojalá nos equivoquemos, pero todo indica que el equipo de ensueño, se nos puede transformar en una pesadilla.
Panamá debe enfrentar a potencias del béisbol como Puerto Rico y Cuba.
Con la forma intermitente en su preparación y la falta de mística para integrar un verdadero equipo, todo indica que haremos un papelón.