Era una pequeña noticia, perdida realmente en un mar de acontecimientos de ese día. Decía que el año pasado se habían denunciado cuatrocientos setenta y dos casos de violación carnal en Panamá. Y de esos casos, nueve eran de hombres.
La violación carnal o la relación sexual sin consentimiento y por el uso de la fuerza física o psicológica, es un delito que se esconde, que cae en el silencio.
Usted puede contar a sus amigos en una fiesta de fin de semana, que fue objeto del robo de una cartera, o que unos pillos se metieron en su casa y la "limpiaron".
Pero, estoy seguro que nunca hablará de que fue víctima de una violación carnal... porque eso da pena y vergüenza.
En otros países como Estados Unidos se calcula que por cada caso de violación carnal que es denunciado, hay nueve que no lo son.
O sea que nueve personas víctimas de desalmados y enfermos sexuales prefieren callar el delito, porque piensan que es inútil denunciarlo a las autoridades.
Por lo general, la violación carnal ocurre en privado, y sin testigos que puedan declarar después.
Además, la persona violada a veces piensa equivocadamente que pudo estimular el delito y provocarlo. Añade a esto una sensación de suciedad, de daño a algo muy íntimo, que impide hablar ante extraños de lo ocurrido.
MUCHOS CASOS DE ESTOS QUEDAN EN NADA POR FALTA DE PRUEBAS.
Estará la palabra de la víctima contra la del abusador. Y no le extrañe que entre los investigadores haya risitas y gestos poco adecuados, que inhiben a las víctimas.
Recuerdo que una dama violada me confesó que uno de los investigadores la había "invitado a cenar para hablar del caso". Eso le causó repugnancia.
¿Qué hacer para evitar este delito tan horrendo? Tratar de no dar oportunidad para que suceda, resistirse y no sucumbir ante las presiones.
Mucha gente violada queda con traumas que pueden afectar sus relaciones íntimas futuras. Decía el fallecido periodista Gil Blas Tejeira que las violaciones terminarían, cuando se le "decomisara el arma empleada para cometer el delito", como señala el Código Penal. Esa podría ser una buena solución...