Se ha sostenido que la inteligencia era hereditaria y que, así como sucedía con las diferencias entre individuos, igual sucedía con las diferencias entre grupos sociales, étnicos o raciales. Los test de coeficiente intelectual parecían mostrar que el hecho de que los judíos Ashkenazi figurasen en la cima, seguidos por los asiáticos de Extremo Oriente, los blancos en general y por último los negros, estaba determinado por la herencia, y sólo después por la cultura. De ahí que los programas sociales para elevar el coeficiente intelectual eran innecesarios ya que si las desigualdades intelectuales estaban escritas en los genes igual sucedía con las sociales emanadas de ellos.
Este planteamiento tenía que ver con el etnocentrismo y el racismo vinculados a la concepción hereditaria de la inteligencia.
Richard Nisbett, profesor de psicología cognitiva en la universidad de Michigan, en su obra "Inteligencia y cómo adquirirla", destruye los prejuicios raciales y explica qué es la inteligencia.
¿Tienen los padres la posibilidad de mejorar la inteligencia de sus hijos? ¿Por qué unas naciones tiene más ingenieros y otras más matemáticos, médicos o artistas?
En su estudio busca respuesta científicas para países multirraciales como Estados Unidos y la Unión Europea: ¿Los blancos tienen mayor nivel de inteligencia que los negros, como creen algunos? ¿Por qué los judíos tienen, en proporción a su número, más Premios Nobel y, en Estados Unidos, un tercio de los Nobel son judíos? ¿Acaso todo depende de la herencia y no de la educación que reciben y del medio familiar en el que crecen? ¿Por qué los judíos suelen hablar varias lenguas y desarrollan capacidades artísticas? ¿Es por su capacidad intelectual o también por los condicionamientos culturales e históricos que estimularon su elección entre bienes inmuebles o saberes cosmopolitas?