Dos familias panameñas lloran la pérdida de sus seres queridos. El dolor los embarga y se sienten impotentes por las circunstancias que rodean los hechos.
Una mujer embarazada y un niño de 5 años fallecieron al ser atropellados por la imprudencia y desorden en el manejo de los choferes de diablos rojos.
Aunque son hechos que se registraron en la misma fecha, en distintos puntos de la ciudad, la causa fue por la misma razón, un accidente de tránsito que acabó con dos vidas.
Marisol Ghervet, de 27 años, con casi siete meses de embarazo, murió atropellada junto a la criatura que gestaba. Según testigos del hecho, el bus que la mató venía en regata con otro colectivo. Este accidente se registró en Juan Díaz
La otra víctima fue Rodrigo González, un niño de 5 años, quien cruzaba la calle junto a su madre en Calidonia y quien al zafársele de la mano fue atropellado por el bus 8B-62 de la ruta Veranillo-Transístmica.
Ambas víctimas recibieron cristiana sepultura en medio de la tristeza de sus seres queridos.
En la tarde de ayer en la iglesia Cristo Redentor de San Miguelito, fueron acogidos los restos mortales de Marisol, donde compañeros de trabajo, familiares y amigos le dieron el último adiós .
El cuerpo de Marisol, vestida con un traje celeste, mostraba claramente las huellas que el accidente dejó en su rostro y su cuerpo.
La ceremonia transcurrió en completa calma hasta el momento que el féretro fue llevado hacia la carroza que la conduciría hasta el cementerio de Corozal, área revertida, donde descansará eternamente
Esta abnegada madre dormirá el sueño eterno junto a su bebé de sexo femenino, el cual fue dejado en su vientre.
Por otro lado, familiares y amigos le dieron el último adiós al niño de cinco años Rodrigo González, quien falleció el martes por las heridas que le causaron las llantas de un diablo rojo de la ruta Veranillo - Transístmica en la "Cuchilla", corregimiento de Calidonia.
ADIOS AL PEQUEÑO RODRIGO
El cuerpo del pequeño Rodrigo González fue cremado y puesto frente al altar, mientras se realizaba la misa en la Parroquia San Pablo Apóstol de La Locería, a eso de las dos de la tarde de ayer.
Al lado reposaba un cuadro con la foto del pequeño vestido con un hermoso suéter azul y reído como era característico en él.
Tampoco podía faltar una pequeña moto de color celeste con la que siempre acostumbraba a jugar con sus pequeños vecinitos de Brooklincito, Viejo Veranillo, corregimiento de Curundú.
Su cenizas fueron llevadas en una pequeña procesión junto a sus padres la señora Valentina González y Bolívar González Ruíz hacia la cripta de la iglesia.
El diácono Teodomiro Pino Mendieta hizo un llamado a sus hermanitos para que sigan el ejemplo de este angelito que era voluntarioso, servidor y que siempre le gustaba acompañar a todas partes a su mamá.