En el museo actual, convulsionado por el odio, la violencia, la maldad, la inmoralidad y las cotidianas violaciones de la ley de Dios y de los hombres, hace un alto en su quehacer para rendirle culto al amor y la amistad: el 14 de febrero denominado Día de San Valentín.
La filosofía, ciencia del conocimiento de las cosas por sus causas, señala que el hombre está regido por los sentimientos del odio y el amor que determinan el grado del bien y el mal.
La historia y la leyenda universales nos revelan que en la antigüedad un ejemplar siervo de Dios, San Valentín, casaba en secreto, según el rito cristiano, a los soldados romanos, violando edicto de su Emperador y este ordenó su ejecución por decapitación.
Durante el transcurso del tiempo, la Iglesia cristiana exaltó el sacrificio de este mártir, que escogió cruel muerte en vez de abjurar de su fe cristiana, señalando el 14 de febrero como la fecha clásica del amor y la amistad.
De Italia se extendió esta celebración a Europa y América. En Panamá se estableció debido a la influencia de la población norteamericana en la antigua Zona del Canal.
La fecha es propicia para consolidar las uniones conyugales y fortalecer la sincera amistad entre los habitantes de la excelsa panameñidad, que honremos y queramos a nuestro Dios, a la Patria, a la familia, a nuestros seres queridos.
Unámonos en un solo haz de voluntades a fin de erradicar la violación a los Derechos Humanos, de la Constitución, Código de Trabajo y demás leyes vigentes, la maldad, el pecado, el delito, la vil explotación, las injusticias, el hambre y la miseria, el desempleo, la carestía de la vida, la violencia sádica y criminal, la corrupción y el funesto materialismo y ateísmo.
Solamente amando profundamente lograremos la clave de la felicidad.