El 12 de febrero de 1999 fue el último día del juicio político contra el Presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, acusado de perjurio, obstrucción de la justicia, infracción en sus labores oficiales, en relación a los casos de sus affairs con Monica Lewinsky y Paula Jones. Ese día el Senado de Estados Unidos absolvió al Presidente. Si hubiese sido declarado culpable, se le habría podido sacar del cargo.