Un área boscosa al final del Residencial Villa Graciela, en el corregimiento de Pedregal, fue el nuevo escenario que escogieron las organizaciones criminales para arrojar el cuerpo de otra de sus víctimas.
Dos jóvenes que se habían internado en la selva a cazar iguanas dieron con el macabro hallazgo.
Tirado entre la densa maleza, muy cerca a un río, estaba el cuerpo en estado de descomposición de un hombre.
Tenía varios impactos de balas en el cuerpo.
Moradores del lugar dijeron haber visto entrar al área selvática, la noche del martes, un vehículo oscuro y posteriormente escucharon sonidos similares a disparos.
A escasos 50 metros de donde se encontró el cuerpo se descubrió una fosa que se presume que era para enterrar al ejecutado. Se desconoce por qué los asesinos no lograron enterrar a la víctima.
Las autoridades sospechan que la víctima podría ser un sujeto apodado "Fulo", quien era amigo de José Antonio Rivera Castillero, de 23 años, cuyo cadáver fue encontrado la mañana del miércoles tirado en una quebrada de Villalobos.
Supuestamente ambos ejecutados viajaron juntos la noche del martes en el auto que posteriormente fue hallado abandonado en San Joaquín.