Inicia la semana pre carnavalera con los ojos y la mente puesta en el interior. Hoy será un lunes diferente. Los amantes de la fiesta del dios Momo, afinan sus relojes para iniciar el conteo y tomar rumbo para los sitios donde el carnaval se vive hasta por los codos.
Quizás se pueda pensar que es el momento del desestrés, porque el ciudadano tiene derecho a desconectarse del mundo real para vivir uno de fantasía. Aunque suene bien, no hay que cruzarse de brazos sólo por cuatro días de pachanga sin límites. El panameño debe entender que todo no es fiesta. El país reclama de nosotros más productividad y atención a nuestros quehaceres domésticos y laborales, porque sencillamente no se puede detener la economía.
El carnaval es una fiesta mundial. La gente sale a divertirse por cuatro días para después arrodillarse a los pies del Señor para pedir perdón por los pecados. Este concepto debe cambiar. Tenemos que darle más importancia a las cosas espirituales y no permitir que algo fugaz nos robe la calma o nos convierta en una víctima más de las estadísticas fatales.
El carnaval es sinónimo de fiesta, bebedera de licor, muerte al volante, infidelidad, SIDA y muchas cosas más. Por ello, debemos estar a la defensiva para evitar accidentarnos por estar conduciendo bajo los efectos de alcohol.
Los operativos que se desarrollarán a partir de esta misma semana serán como nunca antes. Al menos, así lo han señalado las autoridades de seguridad que ya han reconocido que el 75% de los accidentes fatales se han producido por los efectos del alcohol en la sangre.
Ojalá tomemos conciencia para evitar más muertes en caso de que se decida viajar al interior del país. Lo mejor es ser responsable en el manejo por el bien de su familia.