El presidente venezolano, Hugo Chávez, insistió ayer en que sectores del Gobierno y de las fuerzas militares de Colombia apoyan, siguiendo instrucciones de EE.UU., la infiltración de paramilitares en Venezuela, cuyo impacto, dijo, ya se siente en Caracas.
"Hay que decir que hay sectores del Gobierno y de las fuerzas militares de Colombia que no solo saben del plan, sino que lo empujan y apoyan", apuntó.
Chávez explicó algunos aspectos del plan y dijo que no sólo se estaba sintiendo en los estados fronterizos con Colombia, sino también en los barrios populares de Caracas.
"Estamos sintiendo el impacto a lo largo de la frontera, y llegan hasta a Caracas. Pero no andan con fusiles ni uniformados, andan trabajando en los barrios, vendiendo cocaína muy barata, por debajo del precio del mercado, para ganarse a las bandas y los delincuentes de los barrios", aseguró.
El mandatario venezolano explicó que una segunda fase de ese plan, que se pondrá en marcha cuando logren la confianza de los delincuentes, consistirá en proporcionales "armas de guerra".
PLANES
El plan es de origen estadounidense y tiene por finalidad "llenarnos de paramilitares" con el concurso de "algunos sectores de Colombia", insistió.
"Hay que decir que la base de operaciones desde la que se está planificando y lanzando eso contra Venezuela lamentablemente se llama Colombia", agregó.
Paradójicamente, "nos acusan a nosotros de que apoyamos a la guerrilla, lo cual es mentira porque nosotros queremos la paz. Ellos sí están apoyando el paramilitarismo, las guilas Negras, que bastante daño nos están haciendo a los venezolanos", afirmó Chávez.
El presidente anunció que "dio instrucciones" sobre el problema porque van "a tener que ir a las instancias internacionales a acusar y a señalar esto".
Las relaciones entre Venezuela y Colombia se enturbiaron en noviembre cuando el presidente colombiano Alvaro Uribe canceló las gestiones de Chávez y de la senadora colombiana Piedad Córdoba ante las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para que liberen a un grupo de rehenes en su poder, para lo cual exigen negociar con el gobierno colombiano un canje por guerrilleros en prisión.
Las FARC, como un gesto de "desagravio" a los cesados mediadores, liberaron en enero a la ex congresista Consuelo González de Perdomo y a la dirigente política Clara Rojas y ofrecen entregar a tres políticos más que mantienen cautivos.