CRITICA EN LINEA 

 

S E C C I O N E S

EPASA EN LINEA

PANAMA AMERICA

DIAaDIA EN LINEA

REVISTA SIETE!


primera plana

portada

al cierre

nacional

política

opinión

el pueblo habla

comunidad

provincias

deportes

el mundo

viva

eva

sucesos

 


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
  OPINIÓN


Sin embargo, nunca me confieso

Redacción | Crítica en Línea

Hay personas que andan a la libre. Creen que no tienen que responder a nadie por sus actos, pero a la hora de la verdad -cuando sienten la necesidad de que alguien los escuche- no saben con quien confesarse. ¿Le digo mis pecados a un hombre? Se hacen esta pregunta, o a Dios directamente.

Jesús, cuando habitó en carne y hueso entre nosotros dejó sentado un modelo de oración: "Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores" (Mateo 6: 12). Si has faltado contra tu prójimo, si llevado por la debilidad de tu naturaleza has caído en lo que tan severamente condenas en otros, entonces confiésale a la persona afectada tus faltas y recupera la paz de tu espíritu. Mientras no procedas así, hasta tu propia oración carecerá de eficiencia. Dijo el Señor Jesús : "Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda" (Mateo 5: 23-24).

La misma actitud debes optar cuando se trata de tus pecados cometidos contra Dios. ¡Cuán ingrato eres con el Señor! Mientras él lo dio todo por ti al entregar a su Hijo al sacrificio de tu Salvador, sino ante tu profunda necesidad de ser digno de ese sacrificio. Y vas aumentando el peso del alma que soporta tu corazón y vas asfixiando tu conciencia y poniéndola a menudo en peligro de muerte, en un triste cometer el pecado. ¿Por qué no permites que Jesús quite de ti la carga de tu pecado y de tu flaqueza?

Claro está que para que llegues a este punto de confesarle a Dios tu pecaminosidad es necesario que en tu corazón se produzca el divino milagro del arrepentimiento.

Si aún te preguntas a quién confesar tus pecados, he aquí la respuesta: Sólo a Él has de confesarle tus faltas, y no a ser humano alguno. Sólo Él conoce tu necesidad, y sólo Él tiene capacidad para perdonarte, así es que dile que entre a tu vida porque quieres cambiar para su gloria.



OTROS TITULARES

Presidente por 11 días

Sin embargo, nunca me confieso

La nutrición

Cuentos

"Saldado queda"

Buzón de los lectores

Veraguas

 


 

  

 

linea
linea gris
 

   Copyright © 1995-2006, Crítica en Línea-EPASA 
Todos los Derechos Reservados