En un choque vibrante que hizo justicia al viejo prestigio de la Copa del Rey, el Espanyol tomó ventaja en la semifinal gracias a un postrero gol del ex deportivista Walter Pandiani que premió la fe del conjunto catalán y obligará al Deportivo a multiplicar esfuerzos en el choque de vuelta.
Sólo a través del hechizo que genera una final de Copa se puede explicar un encuentro tan intenso y exigente. En Montjuic hubo de todo; goles, polémica arbitral, una expulsión y especialmente, una remontada muy sudada a cargo del Espanyol frente a un Deportivo que se fue desinflando con el paso de los minutos.
La pena máxima, transformada en gol por Rubén Castro, indignó a la grada, espoleó al Espanyol y sosegó al Deportivo. Los planes previos se habían quedado en papel mojado y el partido empezaba de nuevo.
Espanyol se recuperó con los goles de Luis García y Pandiani para dar vuelta al marcador.