Por espacio de 34 años, los familiares y amigos del sacerdote colombiano Héctor Gallego han exigido justicia.
Gallego "desapareció" el 9 de junio de 1971 en un burdo incidente ocurrido en Santa Fe, provincia de Veraguas.
La "mano larga" de algunos militares inescrupulosos estaban detrás de su "partida terrenal" y su eventual asesinato.
Por la desaparición y muerte del sacerdote colombiano fueron juzgados Nivaldo Madriñán Aponte, Melbourne Walker, Oscar Agrazal y Eugenio Nelson Magallón Romero, en una publicitada audiencia efectuada en el Tribunal Superior de Penonomé, provincia de Coclé en 1994.
Desde aquella vez, o sea el 9 de junio de 1971, se sospechó que el infortunado padre fue lanzado en vida desde un helicóptero al mar siendo devorado por tiburones.
Pero ahora, la versión ha cambiado, pues tanto el Arzobispo de Panamá, José Dimas Cedeño y Alberto Almanza, Presidente de la Comisión de la Verdad, alegan tener informes confiables de que los restos del prelado pudieran estar en el sector del Motor Poll, ubicado en el antiguo Cuartel de Los Pumas, Tocumen.
"Tenemos indicios serios de que eso pudiera darse", indicó Alberto Almanza, tras ser cuestionado en ese sentido.
"Si se analiza el expediente te da una serie de hechos", precisó el letrado.
"Nosotros tuvimos una entrevista" con el que sirvió de sastre y este llega a la conclusión, de acuerdo al informe plasmado en la Comisión.
"Esas son las ropas de Gallego", quien al momento de ser privado de su libertad vestía un diablo fuerte y una camisa manga larga de cuadritos.
"Esa ropa es llevada" a otra persona que le lavaba al sacerdote y ella identifica la misma como la que usaba el cura.
"Tenemos información que una persona, que le entregó dos días a Gallego antes de su desaparición, un centavo y el mismo correspondía a la conmemoración de una fecha y la moneda aparece en el diablo fuerte o pantalón encontrado en Motor Poll", aseguró Alberto Almanza.