Panamá empató a cero con Guatemala, en un partido donde el chico malo de la noche fue el árbitro Peter Prendergast. Los fanáticos que abarrotaron el estadio Rommel
Fernández le recordaban a cada rato la madrecita al central jamaicano.
"¡Arbitro maldito!", decían los comentaristas de la emisora Wao; mientras Renato Pereira, de la comisión arbitral de la Federación de Fútbol, calificaba de "malo, horrible y perverso" el arbitraje.
Al final del primer tiempo, Prendergast tuvo que salir apuradito hacia los camerinos para prevenir que lo alcanzara algunos de los proyectiles que lanzaban desde las gradas la Marea Roja.
Las cosas arrancaron anoche mal para Panamá. Hubo fallas al momento de la interpretación del Himno Nacional y luego se apagaron las luces de una de las torres del estadio.