Desde la antigüedad existe la creencia que las fases de la Luna, sobre todo cuando se produce la Luna Llena, afecta la psiquis humana. Desde entonces se califica algunas de las personas como lunáticos.
Al principio al lunático se le consideraba como una persona que tenía al diablo adentro, pero ese criterio ha variado conforme a los tiempos. Al lunático moderno se le llama ahora a las personas que varían su comportamiento conforme a su estado de ánimo.
Cuando el lunático tiene un buen día es todo alegría y sonrisas. Al día siguiente viene con el rostro más amarrado que un nudo de corbata y no emite ningún tipo de palabras.
En esa fase vive este personaje. Es como la marea. Un día está eufórico al día siguiente le entra la depresión.
Nadie dijo que la vida es fácil, pero hay que sobrellevarla y no trasladar tu humor de Luna a las cosas cotidianas. El lunático probablemente tendrá problemas o demonios personales que lo agobian, pero aún después de la más terrible tempestad viene la calma.
Lo más recomendable es practicar un autoexamen. Hay cosas inevitables que por más que te engañes nunca podrás escapar de ellas; hay otros obstáculos que con esfuerzos puedes salir triunfante. Lo importante es el balance. Ser honesto y sincero contigo mismo y con los demás. ¡Así puedes liberar un poco las cargas que se acumulan en el alma!. Ojalá que estos consejos te sirvan para dejar de ser un lunático y que la única influencia que tenga la Luna Llena sea sobre las cosechas y no en torno al hombre o la mujer lobo que hay dentro de ti.