El gobierno y la Policía Nacional han anunciado una nueva estrategia en la lucha contra el crimen, que consiste en la incorporación de 13 agencias de seguridad privadas que servirán de enlaces con las fuerzas de orde público a la hora de evitar y prevenir hechos asaltos y otros hechos delictivos.
El plan de las autoridades es que unos 12 mil agentes de seguridad privados laborando en estas agencias sirvan de ojos y oídos a la Policía Nacional y que los informen en tiempo real de sucesos delictivos, a través de una red de comunicaciones.
Esto podría serle muy útil a las empresas privadas que utilizan los servicios de estas agencias de seguridad. Pero, ¿qué será de aquellas mujeres que caminan solas regresando a sus trabajos de noche, o a las familias en residencias ubicadas en barrios populares, donde las balas perdidas son el pan nuestro de cada día?
También debemos recordar que es necesario realizar a lo interno de nuestros estamentos de seguridad una purga de los elementos corruptos, y que esta purga se efectúe desde los más altos niveles hasta los agentes de a pie.
Durante los últimos años, el gobierno ha creado legislaciones que "refuerzan" los estamentos de seguridad. En el mismo lapso, han puesto a uniformados al frente de la Policía Nacional, además de adoptar otra serie de medidas controversiales que dan al aparato de seguridad del Estado un poder que no se veía desde los tiempos de la dictadura militar.
Pero, ¿Y los resultados? Este año nos encaminamos a superar la cifra anual de muertos en actos violentos, al igual que la cantidad de asaltos y robos. Todo ha sido mucho ruido y pocas nueces.