Aunque hasta ayer, el reconocimiento de los cadáveres que aparecieron en Fila de Cal, área costarricense, fue a través de las fotos que aparecieron en periódicos ticos, se sabía que por lo menos 4 de los 5 eran panameños.
Una persona de Panamá afirmó a las autoridades ayer, jueves, que uno de los cadáveres que aparecía en la foto correspondía al cuerpo de su padre, y además dio nombres de otros 3 ciudadanos, que según él, estaban en la portada del periódico.
De forma extraoficial se manejaban los nombres de: Eliécer Estribí, conocido como "Chino" Estribí, quien a pesar de ser chiricano, vivió casi toda su vida en un sector conocido como San Jorge, poblado tico que colinda con Paso Canoas, frontera de Panamá con Costa Rica.
Supuestamente los otros ajusticiados son: Víctor Manuel Navarro Otero, aguadulceño conocido como "Coquito"; Gustavo Otero Robles, que también se cree que residía en Aguadulce, Coclé; y Abner Darío Moreno, que vivía en San Isidro, pueblo fronterizo perteneciente al distrito de Bugaba.
A últimas horas de la tarde de ayer, se mencionaba el nombre de �ngel Luis Pinzón, residente en Aguadulce, como otra de las víctimas, aunque también las autoridades panameñas recibieron el reporte de la desaparición de Carlos Serrano, de la comunidad de Portón.
Ayer en la mañana, las primeras pesquisas sobre el múltiple asesinato a unos 25 kilómetros de la frontera, se iniciaron en el estacionamiento de un hotel que se encuentra a unos cuantos metros de la línea fronteriza en Paso Canoas.
Allí, en suelo costarricense, habían dejado abandonado un vehículo pick up doble cabina marca Toyota Hilux color blanco con matrícula panameña 832921, que según fuentes policiales de Panamá, había sido alquilado por uno de los señalados como muerto en la ejecución.
Horas antes también se había recuperado un vehículo tipo sedán, marca Toyota Yaris, con placa costarricense, 697220, en el poblado de Exquisito de San Andrés, en Chiriquí. Se comprobó que ese carro tenía doble fondo, posiblemente para transportar droga, y se investigaba si tenía vínculos con el homicidio múltiple.
Viendo la portada de un periódico, el señor Bernardo Estribí aseguraba ayer en la mañana que uno de los muertos era su hijo: Eliécer Estribí, quien tenía una fábrica de bloques en el pueblo donde vivía en suelo costarricense.
El señor viajó desde Dolega hast, San Jorge, lado tico, cuando le avisaron sobre el hecho.
Por su parte, el Fiscal Primero Superior del Ministerio Público de Chiriquí, José Henríquez, que fue hasta la frontera de Paso Canoas para investigar lo correspondiente a las autoridades panameñas, dijo que habría que hacer una diligencia formal de reconocimiento a los cuerpos que se mantienen aún en Costa Rica.
El fiscal panameño afirmó que ahora lo que procede con los familiares de los fallecidos en suelo tico debe estar establecido en las leyes costarricenses, sin embargo, lo que corresponde a las autoridades de Panamá es solicitar una asistencia judicial, para que vía diplomática se remitan las copias autenticadas del expediente por estas muertes.
Los cuerpos fueron hallados en Fila de Cal, un área apartada de Ciudad Nelly, a unos 25 kilómetros de la frontera con Panamá, a un lado de un basurero clandestino.
Estaban amarrados en pies y manos, con mordazas y evidentes impactos de bala detrás de la cabeza y la sien, por lo que se presume se trata de un ajuste de cuentas con ribetes de narcotráfico.
