EDITORIAL
Aniversario de Ghandi
Las páginas supuestamente más gloriosas de la historia de la humanidad se les atribuyen a guerreros y conquistadores de la talla de Alejandro Magno y Napoleón Bonaparte, todos ellos figuras relacionadas con el sometimiento de otros pueblos por medios violentos.
Pero en el siglo XX surgió un pequeño y delgado hombre de apariencia insignificante que no sólo independizó a la India del Imperio Británico -el más poderoso del mundo en ese entonces- sino que lo hizo a través de algo llamado "resistencia pacífica"; un método sin precedentes en la historia de las liberaciones de los pueblos.
Ni antes ni después de Mahatma Gandhi ha podido una figura histórica lograr convencer a todo un pueblo de de no responder con la misma moneda a la violencia y las ofensas de sus opresores.
Esta fue una lección monumental que -desgraciadamente- no ha sido imitada por la mayor parte de la humanidad, sobre todo en estos tiempos convulsos en que la nación más poderosa del mundo proclama unilateralmente el derecho de lanzar "ataques preventivos" a otros países, y que al mismo tiempo, organizaciones de resistencia desvirtúan sus luchas optando por la vía del terrorismo para lograr sus objetivos. No se puede lograr paz de esa forma.
Hoy se cumplen 56 años de su fallecimiento, y tomando en cuenta el rumbo por el que el planeta va, parece que nos hubiésemos olvidado de él. El legado de Gandhi no debe quedar en los libros de historia ni en documentales televisivos que se repiten cada 30 de enero. Debe estar presente permanentemente en la conciencia de todos, y más aún en la de los líderes y jefes de Estado alrededor del mundo.
PUNTO CRITICO |
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