Una sola publicación fue suficiente para que a tempranas horas de la mañana de ayer, miércoles, unas uniformadas de buen corazón le brindaran ayuda a este hombre.
Gilberto Banester, de 57 años, fue deportado de los Estados Unidos luego de vivir allá por 39 años.
Este ciudadano vive en las calles y no tiene qué comer, ya que no conocía a nadie en Panamá. Pero esta historia cambió cuando unas mujeres, miembros de la Policía Nacional, le brindaron su ayuda.
Según uno de sus "ángeles", ella leyó el periódico en la mañana y le comentó a su compañera. Juntas lo mandaron a buscar y oraron a Dios por él.
Luego lo trasladaron al "Templo Tabernáculo de la Fe", en Juan Díaz, donde le brindaron comida y le dijeron que fuera a comer todos los días allá. Además, el lunes le cortarán el cabello y también le buscarán trabajo.
Banester, quien no cabía en la felicidad, sólo dijo: "Gracias a Dios que me está escuchando", y le agradeció a todas las personas que lo ayudaron.
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