Héctor Roca, el entrenador panameño que hizo de la actriz Hilary Swank una boxeadora. Dice que su mejor campeona es ella, quien está nominada a un Oscar por su papel en 'Million Dollar Baby'.
Además, está muy agradecido porque ella se acuerda de él en todas las entrevistas, a diferencia de los 13 púgiles a los que hizo campeones del mundo.
En 'Million Dollar Baby', Swank da vida a Maggie Fitzgerald, una boxeadora a la que Clint Eastwood, quien también dirige la película, acepta entrenar.
La cinta está nominada a siete estatuillas de la Academia y Roca viajará a Los Angeles para la ceremonia en la que su pupila podría apuntarse otro "campeonato del mundo", tras obtener un Globo de Oro por su interpretación.
Sería la coronación de una historia que empezó cuando Bruce Silverglade, el propietario del gimnasio Gleason's de Brooklyn, recibió una llamada para preparar a la actriz e inmediatamente pensó en Roca.
Roca, nacido hace 65 años en Colón, la segunda ciudad de Panamá, aceptó el reto, como antes había hecho con Jennifer López, Wesley Snipes, Michelle Rodríguez o John Leguízamo: 'lo más fácil del mundo es preparar a un actor, aprenden rápido a actuar como boxeadores'.
Swank se entregó en cuerpo y alma. Durante tres meses entrenó la técnica con Roca de dos a dos horas y media por día, para luego pasar el mismo tiempo con un preparador físico que le escogió Clint Eastwood.
Al poco tiempo de empezar a practicar en el cuadrilátero, logró propinar el primer golpe en la nariz a una 'sparring'.
"Se disculpó y me enfadé mucho. Le dije que la próxima vez se buscara a otro entrenador. En este deporte hace falta coraje. Si consigues pegar hay que pegar de nuevo. Yo quería que se viera natural y que pareciera una boxeadora de verdad".
Más tarde "le sacó sangre a una buena peleadora" y ya no se disculpó, "había ganado la confianza que necesitaba, comenzó a pelear como una verdadera boxeadora".
Roca lo había logrado y lo que comenzó como una relación profesional derivó en una amistad que el panameño honra en todo momento con palabras de devoción hacia Swank.
Todo un logro para un hombre que llegó a Nueva York en 1979 tras haber representado a Panamá en dos Juegos Olímpicos como ciclista y cuyo primer trabajo fue empujar una carreta llena de ropa en el distrito textil.
Años más tarde, cuando ya había ascendido a cortador de patrones, pasó por delante del gimnasio Gleason's en su antiguo emplazamiento de la calle 32 de Manhattan.
"Cobraban un dólar por entrar. Lo pagué y entré. Miré cómo boxeaban y me fijé que eran muy fuertes, pero muy pobres de técnica. Lo sabía porque mi hermano fue boxeador, mi papá también y el boxeo en Panamá es muy técnico".
"Al salir del gimnasio entraba un hombre con un niño de siete años. Le pregunté si el niño venía a entrenar y me dijo que sí. Le pregunté si tenía entrenador y me dijo que no".
El propietario del gimnasio aceptó a Roca y a su joven pupilo y un año más tarde se hizo cargo de su primer profesional, Iran Barkley.