El tema del nuevo régimen tributario en el Municipio de Panamá fue manejado desde sus inicios de manera inadecuada. El meollo del asunto es que sustituye el viejo sistema que establecía topes al momento de pagar impuestos por una tarifa porcentual.
A nadie le gusta que le aumenten los impuestos y aunque la Alcaldía capitalina sostenga que el 85% de los contribuyentes, no sufrirán ajustes en sus impuestos y hasta algunos pagarán menos, el grupo que será afectado no aceptará de buenas a primeras que le incrementen los tributos.
Hay una regla básica en materia tributaria: quién más gana, más debe pagar. Sin embargo, el que una empresa venda millones de dólares, no necesariamente significa que tendrá ganancias extraordinarias, porque hay que cuantificar cuáles son los gastos para generar esos ingresos.
Así las cosas, se requiere un diálogo franco entre la dirigencia empresarial y las autoridades municipales. Nadie se puede cerrar a la banda; lo prudente es negociar algunas modificaciones al proyecto original.
La Alcaldía también debe presentar un informe detallado de los proyectos que serán financiados con esos ingresos adicionales y que éstos no se vayan en pagar gastos de funcionamiento, sino en inversiones para sus 21 corregimientos.
Además se debe establecer un mejor mecanismo para el cobro de los impuestos y que los contribuyentes puedan pagar sus obligaciones en bancos, supermercados y otros negocios para así mejorar las recaudaciones.
Al mismo tiempo, los empresarios deben entender que también tienen que realizar su aporte razonable al distrito donde realizan sus operaciones.