Ni el corredor de carreras de autos más famoso y reconocido del mundo, Michael Schumacher, es capaz de estacionar su auto en su casa si afuera hay un vehículo que obstruye la entrada.
Hay veces que la gente no entiende que las entradas de las casas y de los centros privados son sagradas para el paso de los autos, pero a pesar de las normas en esta materia, no les importa.
En Panamá es muy común que existan vecinos que a diario incomodan a los demás, con el solo hecho de permitir que sus visitantes estacionen sus autos en la entrada de la casa del vecino.
Es muy molestoso tener que hacer maniobras difíciles para entrar al hogar, el templo sagrado de la familia.
¿Qué hacer en estos casos? Es muy duro pensar una respuesta inmediata, pero puede existir varias salidas. La primera de ellas es pitar hasta que alguien se de cuenta que usted está pasando problemas; la otra opción es tratar de entrar sin la ayuda de nadie y, la que no recomiendo, es sacarle una boleta para arreglar este problemita en una corregiduría. ¿Qué ocurre con esta última alternativa? Si usted compró casa para vivir toda la vida, usted se ganará a un enemigo para toda la vida, pero si tiene planes de irse en algún momento, puede dejar las cosas como están y guardar silencio hasta que se registre su partida.
Su silencio y la decisión de abandonar su lugar de residencia despertará interés en su vecino, quien se preguntará: ¿Se habrá ido por mi culpa? Es mejor que la conciencia de otro sea la que quede lesionada y no la suya, pues usted estará en paz en su nuevo hogar.
Ojalá que nadie jamás arregle esta situación a los puños. Es la peor opción de todas porque podrían causarle daño a alguien o alguien pudiera hacerle daño a usted o a su familia.
Si usted es un vecino de estos, lo mejor es cambiar.