"Como un hombre de 52 años, que no encuentro trabajo en ninguna empresa privada, he tenido que inventar mi propio empleo; gracias a esta actividad ahora puedo ganar mi sustento", subrayó Guillermo Antonio Rodríguez, quien vive del reciclaje desde hace 16 años.
Él es un representante de los más de dos centenares de centros capitalinos de compra y venta de latas de soda, papeles, cobre, botellas y otros materiales reciclables que tienen alta demanda en el mercado internacional.
"Últimamente ha habido una baja en la comercialización de la compra de papel, hasta el punto de que los acopiadores de la calle ya no traen insumos, creo que son por los precios bajos del mercado", dijo, mientras pesa un paquete de metales en una vieja balanza.
BAJO EL PRECIO DEL COBRE
Estos centros de acopio y compra de materiales reciclables tienen una tarifa fija para cada material: la libra de lata de soda cuesta 50 centavos y el papel blanco 5 centavos.
"La libra del cobre llegó a subir hasta B/. 2.70, pero hubo una contrademanda entre China y Estados Unidos que provocó una baja muy fuerte de los precios que descendió hasta llegar a B/. 1.75", sostuvo, levantando las manos en señal de resignación.
Pese a esta caída, este metal sigue siendo el más codiciado del mercado del reciclaje, que en los últimos 5 años ha crecido y su presencia es notoria en cada esquina de los 21 corregimientos del distrito capital.
Todos luchan por conseguir las preciadas mercancías para poder subsistir, desde los hombres que caminan por las calles rebuscando en los tinacos de las basuras hasta los pepenadores del relleno sanitario de Centro Patacón, que hurgan los montículos de basura en busca de latas, papeles y plásticos.
UN MERCADO INTERNACIONAL
Según Rodríguez, naciones como Taiwán, Inglaterra, Estados Unidos, Colombia y China se han convertido en los puntos de destino de los materiales que son recogidos en las calles de la ciudad de Panamá.
"Nosotros tenemos un centro de acopio regional en Pueblo Nuevo, desde este punto toda la mercancía es trasladada hasta Colón donde es embarcada hacia los países donde se reciclan los metales", anotó.
Este experimentado reciclador es un hombre de muchas batallas y ha sabido establecerse en este negocio, donde la competencia es bien dura debido a la proliferación de estos negocios.
TRANQUILIDAD ECONOMICA
"Me siento satisfecho con este trabajo. No se gana mucho, pero me da la tranquilidad de tener estabilidad y contar con un ingreso económico fijo", puntualizó.