Las autoridades de Nueva Friburgo, una de las ciudades de Río de Janeiro más afectadas por las lluvias, que han dejado al menos 610 muertos, aceleraron el entierro de las víctimas, incluso sin reconocimiento, para cumplir una orden judicial que busca prevenir la expansión de epidemias.
"No hay más condiciones de conservar los cuerpos que esperan el reconocimiento de las familias de las víctimas debido al elevado estado de descomposición en que se encuentran", explicó el coordinador municipal del Ministerio Público, Hedel Nara Ramos.
La mayoría de los cadáveres identificados por sus familiares ya han sido sepultados, pero el Instituto Médico Legal está desbordado con los demás.
"Esos otros cuerpos fueron sometidos a los procedimientos de identificación, pero sus familiares no los han reclamadono", explicó Ramos.