Las autoridades de seguridad en la región de Bocas del Toro confirmaron la muerte de Alejandro Alvarez, de 71 años, quien pereció ahogado como consecuencia de las crecidas del río Sixaola.
Alejandro era propietario de una abarrotería ubicada en Finca 51 y aparentemente se negó a salir de su negocio, aun cuando el agua cubría gran parte de la estructura y en la mañana de ayer las autoridades encontraron el cuerpo del infortunado señor. Roberto Velásquez Jr., director del SINAPROC, expresó que existen más de 10 mil afectados a raíz de los desbordamientos de los ríos Changuinola y Sixaola. Las personas fueron ubicadas en los 20 albergues que se han instalado.
El nivel del río Sixaola ha bajado significativamente, pero parte del dique del muro de contención del río está totalmente roto.
EN CHIRIQUI
Mientras, en Chiriquí se informó que es probable que hoy a las 10:00 de la mañana se reabran las puertas de la Feria Internacional de las Flores y del Café de Boquete, tras ser cerrada por dos días debido al desbordamiento del río Caldera.
Según Delgado, los daños en los terrenos de la feria fue mínimo y los jardines no resultaron deteriorados.
Las 125 personas afectadas por la crecida del río fueron enviadas a sus casas, luego de permanecer algunas horas en refugios temporales.
Se estima que se necesita aproximadamente B/. 1 millón para arreglar las carreteras que conducen hacia zonas netamente productoras.
LLUVIAS EN VERAGUAS
Las autoridades mantienen el bloque de búsqueda por la desaparición de un joven que fue alcanzado por una cabeza de agua en el río Santamaría. Además, 30 viviendas fueron afectadas, así como los acueductos y la producción agrícola, en más de cinco comunidades como resultado de las lluvias en la cordillera central y parte norte del distrito de Santa Fe en la provincia de Veraguas.
Se busca afanosamente al joven José Luis Pérez, de 16 años, bañista, que fue sorprendido por una crecida del río Santamaría el día sábado .
Se informó también la desaparición de la embarcación Cazador 3, que al parecer zozobró por los fuertes oleajes y vientos en las inmediaciones del Parque Nacional Isla de Coiba, sin que hasta estos momentos hayan sido localizados sus ocupantes Luis Hernández y Javier Castillo.