Un impresionante altar se levanta a solo 18 Kms de la ciudad de Santiago de Veraguas, cuyos colores rojo y oro se combinan dentro de la vistosa iglesia, que fue utilizada para catequizar a los indios, que se refugiaron en las montañas huyéndole a los rigores de la conquista.
Recientemente fue entregado al Instituto Nacional de Cultura, INAC completamente restaurados el altar mayor, el retablo de San Antonio, la Crucifixión y el de San José con el fin de realzar su riqueza cultural y su valor histórico.
Este impresionante altar se encuentra solo a una hora y media de camino de Farallón, que posee una gran actividad turística internacional con resorts como Decameron y Playa Blanca, cuyos turistas se interesarían por conocer estos antiguos altares.
MUESTRA DE DOS MUNDOS
La mexicana Angela Camargo, encargada de restaurar estas obras religiosas, creadas durante el siglo XVIII señala la intervención de artistas españoles e indígenas de la región.
"Esto lo prueba las carátulas de las columnas. Fácilmente se puede ver que algunas son rubias de ojos azules y otras de rasgos aindiados", asegura Camargo.
A pesar de haber trabajado en Italia, África y América, esta especialista asegura que este ha sido su trabajo favorito. "Su diversidad y simbolismo son extraordinarios. Tiene miniaturas notables y los artistas expresaron de la mejor manera el poder de la iglesia, la pasión de Cristo, el infierno, a Santa Bárbara y a la Inmaculada".
LOS MISTERIOS DE SU ORIGEN
Los altares también están llenos de misterio y los estudios para certificar la fecha de su constitución, pues las formas que los adornan son muy semejantes al lujoso y profuso estilo barroco, un fenómeno social, político y religioso que comenzó a darse en la Europa del siglo XVI. Esta condición, que no sólo se dio en los altares, sino en la arquitectura, en la música, en la literatura, con el romanticismo abandona las reglas clásicas y busca expresar un mundo en movimiento y el despertar de los sentidos; el de los altares de Veraguas es un barroco popular, pero esto no le quita su valor cultural.
Otro detalle es que se supone que el rico y pesado Altar Mayor fue construido en el sitio.
No había fuerzas, ni caminos que atravesaran el istmo para pensar que no fuera así.
La madera es de rico níspero y de otros árboles preciosos y se tiene como testimonio eclesiástico, que fue el misionero flamenco, Fray Adrián de Santo Tomás, el que comenzó a construir la capilla y lo necesario para celebrar el culto en su interior.
El arquitecto Carl Fredrik Nordstrôm señala que en San Francisco pudo pasar como en muchos sitios en América donde el barroco se manifestó. "Los curas llegaron desde España conociendo el estilo y junto a artesanos locales, e indígenas levantaron obras de mucho valor. Se puede decir que crearon un barroco americano".
EL CAMINO RECIEN EMPIEZA
Aún falta restaurar otros altares, el púlpito y el coro, y poner barreras de protección para evitar daños a este fabuloso trabajo de restauración.
No nos queda más que invitarlos a visitar este tesoro cultural colonial de San Francisco de Veraguas y ver con sus propios ojos una de las maravillas que nos ofrece el interior del país como un legado de la riqueza colonial en nuestro país.