La periodista argentina Stella Calloni encontró a Fidel Castro "mucho más recuperado" en un encuentro de hace dos semanas, relatado en la prensa, en el que el líder cubano recordó la invasión de Estados Unidos a Panamá y Grenada, y destacó los cambios que presenta hoy América Latina.
Calloni lo describió, en su relato publicado por el diario Granma, como un "hombre sereno, de cabellos y barba encanecidos, que suavizan su rostro. Castro saluda de pie y su mano es firme. La última vez que lo vi, antes de su enfermedad, estaba con uniforme militar.
En la entrevista, Fidel Castro pide detalles sobre la invasión a Panamá, que el 20 de diciembre cumplió 19 años y que el Gobierno de George Bush (padre) llamó "Causa justa".
También volvió a su memoria, el recuerdo del general Omar Torrijos, un hombre que, según el escrito, luchó para terminar con el enclave colonial de la Zona del Canal y el Comando Sur y sus bases militares, las escuelas de contrainsurgencia que sembraron de tragedias a la región en el siglo XX.
Me dice en un murmullo cómplice que alguna vez Torrijos estaba tan desesperado que estaba dispuesto a volar las bases e inmolarse: "Yo le decía que eso tendría resultados terribles para todos", pero entendía la desesperación de "un hombre que ha soportado el colonialismo" tanto tiempo.
En ese viaje en que se transforma la charla, también recuerda al ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, que firmó el Tratado con Torrijos (para la entrega del Canal), y enfrentó una feroz campaña de los fundamentalistas en su país.
Nada se escapa a sus recuerdos. Lo conmueve pensar en los muertos de esa invasión a Panamá y en esas madres lanzando flores al mar para sus hijos. Recuerda que, en 1993, el general Manuel Antonio Noriega, llevado ilegalmente a Estados Unidos después de la invasión, fue llamado para que acusara a Fidel y Raúl Castro de narcotraficantes y lo dejaban libre. "Hay que reconocer que se negó", dice. Hasta ahora Noriega continúa preso.