HOJA SUELTA
Tener plata
Eduardo Soto P.
Durante los viejos tiempos de la casa de los pobres en San Felipe, dos mujeres sin marido de asiento (mi madre y Redenta, una vecina de esas que siempre se asumen como mam�s sustitutas en los barrios marginales, y a quien recuerdo por su devoci�n a la familia y al trabajo) hac�an algo curioso para que todos su hijos comieran: esperaban que los camiones en el Mercado P�blico descargaran para conseguir bien baratos, la mayor�a de las veces hasta regalados, pl�tanos verdes partidos y huesos de puerco (tambi�n algunas cabezas de pescado sobrantes) y con eso hac�an un guacho portentoso que te hac�a sudar a mares, o un sop�n regio, o un guiso de peje para chuparse los dedos, cuyo aroma celestial me llega desde el pasado todav�a, y me agua la boca inmisericordemente. Nunca nos acostamos sin comer. Y sin rezar mucho menos. Hoy, cuando me ha tocado a m� pasar el trago amargo de la incertidumbre pecuniaria, entiendo que para los mayores deb�a ser dif�cil levantarse cada d�a sin saber c�mo pondr�an la paila, o si alcanzar�a para la luz y el alquiler del cuarto apolillado, esa l�nguida compa�era de tribulaci�n a quien llamaban "la quincena". Nosotros los ni�os viv�amos ajenos a todo eso. El d�a se resum�a a unas cuantas horas de escuela, desde la cual sal�amos corriendo para la vetusta casona, donde con trapos viejos y vinil de la tapicer�a de Valero, hac�amos m�scaras de lucha libre porque eran los tiempos de "Titanes en el Ring". Fuimos felices... santamente felices gracias a las viejitas de cada uno, quienes evitaron que la marihuana y la vocaci�n de ladr�n (que es la vocaci�n de todo camar�n que se duerme en estos barrios) nos corroyeran el coraz�n. Vea que la felicidad era tanta, que nunca nos doli� el precario caser�n que nos cobijaba ni la falta de ropas m�s c�modas ni la ausencia de juguetes como los que s� ten�an los primos. Hoy es que me duele saber en qu� consiste la pobreza: ser pobre no es carecer de dinero, sino carecer de oportunidades. �Oportunidades de qu�? De educaci�n moderna, de salud, de techo digno, de justicia... oportunidad para superarse y no morir tan pobre como se naci�. Por eso me entristece saber que en el mundo hay 225 personas ultra millonarias, cuya fortuna es superior al ingreso anual del 47% m�s pobre de la poblaci�n mundial (2,500 millones de habitantes). Un informe de la ONU estima que el costo de lograr y mantener acceso universal a la ense�anza b�sica para todos, atenci�n b�sica de salud para todos, atenci�n de salud reproductiva para todas las mujeres, alimentaci�n suficiente para todos y agua limpia y saneamiento para todos es aproximadamente de 44 mil millones de d�lares por a�o. Esto es inferior al 4% de la riqueza combinada de esas 225 personas m�s ricas del mundo �...! Ahora entiendo los episodios aquellos en el Mercado P�blico; los entiendo bien... y duelen.
|