Otra llamada anónima anunció la colocación de un artefacto explosivo. Esta vez el turno fue para el supermercado Riba Smith de la vía Simón Bolívar. El guión es igual al de amenazas anteriores, con desalojo del personal y clientes.
Y es que desde hace poco más de 15 días, casi cotidianamente, este mismo tipo de llamadas ha afectado la productividad de empresas estatales como el Ministerio de Gobierno y Justicia, Migración, la PTJ, el Banco Nacional de Balboa, la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Panamá, así como de privadas como la sede central de Cable & Wireless, el World Trade Center Panamá, entre otras.
Aunque en Panamá no se han vivido situaciones lamentables de naciones como Irak, Paquistán, Afganistán, o más cercanas como las de la vecina Colombia, donde atentados con artefactos explosivos han dejado centenares de muertos y heridos, los expertos consideran que no hay que bajar la guardia y recordar que todas las amenazas de bomba deben ser consideradas creíbles.
Panamá no ha sido ajena a la explosión de artefactos explosivos, pues durante los años posteriores a la invasión estadounidense, durante el gobierno de Guillermo Endara, se dieron varios casos, como el de la sede central de la Procuraduría, en Avenida Perú, en la Dirección de Migración, en el entonces Ministerio de Planificación y Política Económica en la vía España, Ministerio de Salud, y en la antigua Cancillería.
Especialistas recomiendan que cada vez que se reciban llamadas anunciando la colocación de bombas, lo primero que hay que hacer es comunicarse con la Policía Nacional y el Cuerpo de Bomberos, mantener la calma. Hacer el desalojo del sitio en forma ordenada y no violar el perímetro de restricción que es de 100 metros.
