El duelo de entrenadores de la semifinal entre Alemania e Italia coloca en los banquillos al expresivo Juergen Klinsmann con el templado Marcello Lippi, el mundo al revés, ya que se supone que los mediterráneos son más temperamentales que los centroeuropeos.
Lippi irradia calma y serenidad en el banquillo, mientras Klinsmann parece tener hormigas en el cuerpo. Cada gol de Italia suscita en el italiano el gesto único de apretar los puños y extender los brazos; para Klinsmann, los tantos alemanes derivan en saltos, gritos de gol y carreras por la banda.
Marcello Lippi ha dirigido a Italia en 27 partidos y lleva 23 consecutivos sin derrota (14 triunfos y nueve empates); Klinsmann ha ganado y perdido encuentros pero ninguno le marcó como la derrota ante Italia por 4-1 a menos de tres meses del Mundial.
KLINSMANN: LAS CRITICAS
Ese partido representó un antes y un después en la evolución del equipo y de su técnico. A Klinsmann le llovieron palos por todos lados y se cuestionó desde sus sistemas de juego hasta la peculiaridad de que siguiera viviendo en California.
Incluso el "kaiser" Franz Beckenbauer, presidente del Comité organizador del Mundial, se unió a los varapalos, que aumentó días después por su ausencia del taller que reunió en Dusseldorf a representantes de las 32 selecciones del Mundial.
El "kaiser" acusó a Klinsmann de "malos modales" y criticó su sistema de rotar a los porteros, Oliver Kahn y Jens Lehmann. Beckenbauer advirtió que esperaba ver a Kahn.
EL PASE A BERLIN
Ambos equipos se juegan el pase a la final del Mundial que se realizará en Berlín este domingo a las 2: 00 p.m.