La estrecha elección presidencial en México mantiene un clima de tensión en el país norteño. La izquierda y la derecha están técnicamente empatadas al punto que el organismo electoral ha evitado proclamar a un triunfador.
Quizás el ganador apenas logre una ventaja de entre dos y tres por ciento, lo que arroja el peligro de enfrentamientos entre las fuerzas rivales, que no aceptarían de buenas a primeras una derrota.
Al mismo tiempo la demora en divulgar resultados y la indefinición de los resultados, pueden atizar la tensión entre los mexicanos.
Tanto el candidato del izquierdista Partido de la Revolución Democrática, Andrés Manuel López Obrador y abanderado del oficialista Partido de Acción Nacional, Felipe Calderón Hinojosa, reclaman la victoria.
El Instituto Federal Electoral (IFE) prefirió abstenerse de anunciar un vencedor en base a un conteo rápido, lo que ha generado confusión e incertidumbre.
Ojalá que entre los políticos y el pueblo mexicano reine la cordura y se espere el resultado oficial que debe estar libre de cualquier manipulación.
En Panamá recordamos los sucesos registrados en los comicios de 1984 y en
1989, cuando se dieron enfrentamientos entre simpatizantes del oficialismo y la oposición con saldo de muertos y heridos.
Lo correcto es que la fiesta cívica que celebraron el domingo los mexicanos termine en santa paz y que el impasse electoral no desencadena hechos que no le convienen a ese gran país hermano.