Los sombreros cañaceños han sido y siguen siendo una parte importante en la vestimenta de los pobladores verag�enses, esta apreciada indumentaria confeccionada a base de palma hilada, junco o cogoyo amarillo que se hierve y que le da durabilidad increíble al material natural utilizado, tienen historia.
El educador Cecilio Tejedor, quien lleva más de 35 años vendiendo estos sombreros en los alrededores del mercado público de Santiago, dijo que se los traen desde las comunidades apartadas del distrito de Cañazas, además explicó que hay mucha variedad de diseños y color como los amarillos, con pintas negras, totalmente negros y otros muy finos que duran muchos años que son vendidos en diferentes partes del país.
Sus costos son variados y van desde los seis balboas hasta B/.120.00, de acuerdo a la clase de tejido utilizado que podría ser fino, menos fino y rudimentario.
Por ejemplo, los finos se usan para ocasiones especiales como bailes populares, fiestas patronales , matrimonios, bautizos entre otras celebraciones importantes, igual que los menos finos que también son de preferencia ocasionales y el de tejido ordinario que es para el trabajo o de uso diario que sirven para la protección de los rayos solares durante las jornadas en el campo o cualquier otro trabajo.
Cecilio Tejedor, aseguró que en el tiempo que lleva dedicado a la venta de sombreros, los que se confeccionan en Cañazas, son los preferidos y eso va en la durabilidad y la versatilidad para darles la forma que el dueño desea por eso está acaparando la atención tanto de adultos como de los jóvenes.
Las autoridades verag�enses están interesadas en la conservación de estas tradiciones por lo que actualmente promueven cursos a jóvenes de apartadas comunidades, para que los expertos en este arte le enseñen cómo se hacen y se preparan los materiales que se utilizan en la confección de los sombreros y de otras vestimentas regionales.