El seleccionador de Nueva Zelanda, Rick Herbert, celebró ayer el primer punto conseguido por su equipo en un Mundial, tras el empate con Eslovaquia en Rustenburgo (1-1), y destacó que sus jugadores no perdieron nunca la fe.
"Pensaba que este primer partido era una buena ocasión para sacar algo y me hubiera molestado mucho perder, después de haber concedido un gol como ese, pero nunca nos dimos por vencidos", declaró el técnico de los "kiwis". "Ahora tenemos por delante a dos pesos pesados y va a ser difícil", añadió Herbert, en alusión a Italia y Paraguay.