Domingo 14 de junio de 1998

 








 

 

EDITORIAL
Liturgia y Tradición del Corpus Christi

El misterio central en la concepción cristiana asienta en la muerte y resurrección de Cristo, hijo de Dios, convertido en hombre; venido a señalar a los mortales el camino de la fe en el compromiso de alcanzar la vida eterna en el seno divino.

El Cuerpo de Cristo es renovado en cada eucaristía; allí el sacerdote invoca su carne y su sangre reconociendo la sumisión cristiana al misterio eterno y eleva preces que responden los feligreses donde rehace la unidad de la creencia por las vías de exaltación de Dios.

En Azuero, la península que contiene las provincias de Los Santos y Herrera, cuyas estirpes raizales se remontan a la presencia colonizadora ibérica, las celebraciones del Corpus Christi son devociones profundas del cristianismo arraigado y llenan los templos y las procesiones de creyentes observantes, quienes cantan las glorias del Señor al recordar el sacrificio de su hijo Jesús, y reclaman alero en el seno divino cuando la resurrección de las almas se materialice.

En apoyo, respaldo y esplendor del Corpus Christi en aquellas regiones panameñas, las tradiciones conservadas de rituales y eventos antiquísimos, lucen sus requiebros, muestran sus atuendos y llenan de alegría la celebración cristiana, con el Torito Guapo, los Diablitos sucios, los Diabilitos limpios, las Mojigangas y los Montezumas, mientras los arpegios y sones de violín, guitarras y tambores llenan de música el ambiente festivo religioso.

Los moradores de esas localidades santeñas preparan sus atavíos, practican sus pasos de danzas, y definen los roles en la lucidez de los desfiles y los actos oficiales y eclesiales, desarrollando en tales menesteres mecanismos de acercamiento y aceptación vecinal y personal, que solidifica los éxitos del acontecimiento. Es un quehacer comunitario.

El sentido respetuoso de la vecindad; el trato comedido de las personas, el valor indubitable de la palabra empeñada; la dedicación profunda al ideal compartido, y la alegría de vivir, que muestran los azuerences en sus diarias interrelaciones, son valores dignificantes, constructivos, que deberían proyectarse en plenitud a la vida panameña; así tendríamos mejores ciudadanos, de acendrados comportamientos, verticales en sus ideas, decididos en sus militancias y comportamientos, rehaciendo perfiles de antiguas datas, donde la caballerosidad y el honor fueron las divisas de las estimas y el ascenso social.

Corpus Christi de la creencia cristiana en sus celebraciones anuales es mecanismo social que los azuerences ofertan al vivir ciudadano, con el se elevan los hombres y afirman sus valores trascendentes, reconociendo el misterio central de Jesús resucitado, esperanza perpétua de vida eterna para el creyente en el regaso del Creador.

Ojalá la veneración cristiana sirva de ejemplo y se traduzca en tratamiento igual para la Patria necesitada, que busca el anda patriótica que la eleve y la reivindique.

 

 

 

 


 

AYER GRAFICO
Simón de la Rosa, el locutor estelar de la Cita Eucarística y las misas por TV.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, engaño al pueblo con falsas colectas.


OPINIONES



 

 

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