EDITORIAL
Liturgia y Tradición del Corpus Christi
El misterio central en la
concepción cristiana asienta en la muerte y resurrección de
Cristo, hijo de Dios, convertido en hombre; venido a señalar a los
mortales el camino de la fe en el compromiso de alcanzar la vida eterna
en el seno divino.
El Cuerpo de Cristo es renovado en cada eucaristía; allí
el sacerdote invoca su carne y su sangre reconociendo la sumisión
cristiana al misterio eterno y eleva preces que responden los feligreses
donde rehace la unidad de la creencia por las vías de exaltación
de Dios.
En Azuero, la península que contiene las provincias de Los Santos
y Herrera, cuyas estirpes raizales se remontan a la presencia colonizadora
ibérica, las celebraciones del Corpus Christi son devociones profundas
del cristianismo arraigado y llenan los templos y las procesiones de creyentes
observantes, quienes cantan las glorias del Señor al recordar el
sacrificio de su hijo Jesús, y reclaman alero en el seno divino cuando
la resurrección de las almas se materialice.
En apoyo, respaldo y esplendor del Corpus Christi en aquellas regiones
panameñas, las tradiciones conservadas de rituales y eventos antiquísimos,
lucen sus requiebros, muestran sus atuendos y llenan de alegría la
celebración cristiana, con el Torito Guapo, los Diablitos sucios,
los Diabilitos limpios, las Mojigangas y los Montezumas, mientras los arpegios
y sones de violín, guitarras y tambores llenan de música el
ambiente festivo religioso.
Los moradores de esas localidades santeñas preparan sus atavíos,
practican sus pasos de danzas, y definen los roles en la lucidez de los
desfiles y los actos oficiales y eclesiales, desarrollando en tales menesteres
mecanismos de acercamiento y aceptación vecinal y personal, que solidifica
los éxitos del acontecimiento. Es un quehacer comunitario.
El sentido respetuoso de la vecindad; el trato comedido de las personas,
el valor indubitable de la palabra empeñada; la dedicación
profunda al ideal compartido, y la alegría de vivir, que muestran
los azuerences en sus diarias interrelaciones, son valores dignificantes,
constructivos, que deberían proyectarse en plenitud a la vida panameña;
así tendríamos mejores ciudadanos, de acendrados comportamientos,
verticales en sus ideas, decididos en sus militancias y comportamientos,
rehaciendo perfiles de antiguas datas, donde la caballerosidad y el honor
fueron las divisas de las estimas y el ascenso social.
Corpus Christi de la creencia cristiana en sus celebraciones anuales
es mecanismo social que los azuerences ofertan al vivir ciudadano, con el
se elevan los hombres y afirman sus valores trascendentes, reconociendo
el misterio central de Jesús resucitado, esperanza perpétua
de vida eterna para el creyente en el regaso del Creador.
Ojalá la veneración cristiana sirva de ejemplo y se traduzca
en tratamiento igual para la Patria necesitada, que busca el anda patriótica
que la eleve y la reivindique.
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AYER GRAFICO |
Simón de la Rosa, el locutor estelar de la Cita Eucarística
y las misas por TV. |
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