Del cielo cayeron gotas de lluvia, tal como si desde arriba también se llorara por la muerte del capitán César Sang De León y el teniente Walter Ariel Pitty, quienes perdieron la vida la semana pasada mientras realizaban su labor de agentes del Tránsito en la carretera hacia el puente Centenario.
Por más de dos horas un fuerte aguacero cayó en los predios de la sede de la Policía de Ancón, donde estaban previstos los actos post mortem.
En ataúdes color miel con ribetes dorados, los cuerpos de Sang De León y Pitty fueron trasladados por una delegación de sus compañeros al recinto donde se realizaría el acto, mientras las lágrimas se hacían presa de los familiares más cercanos de estas unidades.
Tocó al padre Vicente Amador bendecir el acto, y al leer el Salmo 23: "El Señor es mi pastor y nada me faltará..", hizo un llamado a las unidades para que no desmayen en su actuación por preservar el orden en las calles, e instó a los deudos de los uniformados fallecidos para que "oren por ellos, ya que murieron en el cumplimiento de su deber".
La ceremonia duró aproximadamente 50 minutos.