Existen casos muy sensitivos para la sociedad, que se vuelven importantes sólo cuando leemos las cifras que los expertos nos muestran sobre el papel. Tal como sucede con el problema del trabajo infantil y la violencia doméstica.
Ver a los niños de toda edad en un semáforo, calle o esquina vendiendo o pidiendo plata; así como mujeres asesinadas o golpeadas y hasta hombres, aunque algunos todavía se rían cuando son varones los maltratados, es parte de una escena cotidiana para muchos.
La incomodidad pareciera no pasar a mayores consecuencias de protesta hacia estos hechos. Pero, al conocer las cifras que registran los ministerios de Desarrollo y de Trabajo, pienso que debe activarse permanentemente la luz roja en nuestra conciencia social.
En violencia doméstica el Ministerio de Desarrollo Social, indica en cifras que 1,500 casos se conocieron en el 2007, de los que 1,200 fueron mujeres y 300 varones. Mientras que en trabajo infantil: 47 mil 976 niños entre cinco y diecisiete años llevan "el pan a sus casas", producto del trabajo en las calles.
De estos niños y jóvenes, 14 mil 991 están en las ciudades del país.
Estas víctimas de la injusticia social, humana y la burocracia que se da con ciertos casos, salen a la luz pública en las cifras.
Los rostros son olvidados por la mayoría muy pronto. Para sus familias y amigos el pesar los acompaña siempre. Dentro de la sociedad sin embargo, los temas de violencia doméstica y trabajo infantil deben ser enfrentados diariamente con acciones. La voz de alarma debe estar vigente a nivel educativo mediante la prevención.
La violencia y el abuso no son saludables. Retrasan el desarrollo del país.