El Caño Cuna de la cultura
Zabdy Barría
Crítica en Línea
El Caño, corregimiento
del distrito de Natá, localizado en las tierras bajas de la provincia
de Coclé, constituye uno de los lugares más ricos en lo que
a valor histórico se refiere.
Este corregimiento, que se encuentra a 117 kilómetros de la ciudad
de Panamá, sobre la vía Interamericana, concentra la mayor
cantidad de restos precolombinos y cultura indígena del país.
Esta área fue descubierta en los años de 1924 por el colector
de piezas norteamericano, A. Hyatt Verril, quien encontró en el lugar
centenares de bloques de piedra tallada con figuras humanas y de animales,
en una disposición tal que denominó al lugar como "Templo
de Mil Idolos" o "Sitio del Templo".
A partir de 1925, Verril, mediante contacto con la Nación, excavó
en el área y envió al Museo del Indio Norteamericano, en Nueva
York, cientos de piezas únicas, como fragmentos de cerámica,
lítica y megalitos enteros, dejando en el lugar restos de estas piezas
y algunas tumbas sin excavar.
Estas piezas procedían de áreas de diez kilómetros
a la redonda del sitio y fueron transportadas por culturas precolombinas
que allí florecieron desde los años 800 D.C.
Años más tarde, en 1973, este sitio que comprendía
ocho hectáreas, y que era utilizada como potreros, fue nuevamente
encontrada, pero por trabajadores que realizaban trabajos con equipo pesado.
La compañía azucarera La Estrella, realizaba trabajos de
nivelación del terreno para posteriormente realizar siembras de caña
en el lugar.
Una de las máquinas destruyó una de las tumbas y es allí
donde la persona de la compañía comunica a las autoridades
de Patrimonio Histórico, del Instituto Nacional de Cultura, INAC,
lo que había ocurrido.
Posterior a esto las autoridades, ese mismo año, elaboraron el
anteproyecto para la creación del Parque Arqueológico de El
Caño.
El gobierno panameño, presidido en aquel entonces por Aristides
Royo, apoyó la obra para rescatar los elementos culturales que existían,
el cual culminó con la creación del parque en el año
de 1979.
Durante los seis años de intenso trabajo, las autoridades nacionales
contrataron la asesoría técnica de la Organización
de Estados Americanos, OEA.
Se contrataron arqueólogos de gran renombre, extranjeros; se tomaron
fotos con rayos infrarrojos para localizar así todos los entierros
y tumbas existentes en el área, en la cual se ubicaron 12, en el
espacio de ocho hectáreas.
Con el hallazgo que hiciera la empresa La Estrella, se iniciaron las
excavaciones del montículo No. 3, en cual duró un período
de cuatro años y cuyo costo ascendió a los 60 mil dólares,
siendo la única tumba abierta hasta el momento y en la cual exhibe
dos tipos de entierros
En la tumba No. 3, fueron encontrados entierros primarios, en los cuales
el indígena acostado sobre la tierra envuelto con telas de color
blanco, que según Mercedes Meneses, encargada del parque, esto se
hacía con aquellas personas de un alto cargo en la tribu.
El otro tipo de entierro es denominado secundario, ya que sólo
se depositaba envueltos, también en telas, y colocados en una urna
los restos de un indígena, el cual dentro de su grupo no era muy
reconocido.
En estos, además de la estructura ósea, que según
estudios eran de cuatro hombres y tres mujeres, entre las edades de los
22 a los 40 años, se encontraron huesos de animales y piezas de cerámica,
la cual parte se encuentra en el Museo del Hombre Panameño.
También se encontraron objetos precolombinos, oro y cuentas de
vidrio italiano, que evidencia el contacto con los españoles.
Actualmente se desconoce el tipo de indígena que habitó
en el área, ya que se requiere de más estudios, para determinar
la cultura que se estableció, pero sólo se habla de un estilo
Coclé.
En el área descubierta por Verril, en la década de los
años 20, se encontraron dos agrupaciones de piedras, unas que formaban
un alineamiento de columnas lisas, lo cual éste dio como hipótesis
que pudo haber sido utilizado como área de juego; "Bateim",
juego antillano el cual consistía en patear una bola hecha con raíces
y la sabia del árbol de caucho.
El otro grupo de piedras, las cuales encontraban talladas figuras humanas
y animales, lo cual consideró que en el área que se encontraban
se utilizó como centro ceremonial.
Además, cercano a esto, existe una calzada de piedras el cual
es vía para llegar a Río Grande.
En el museo que se encuentra en el parque se exhibe una maqueta del "Templo"
encontrado en 1924, en la cual se observa el lugar y la posición
de las piedras encontradas.
Posee una pintura, de Carlos López, del año de 1979, donde
se describe cómo era la población de Natá, según
crónica de Gaspar de Espinoza, explicando el tipo de vivienda y los
pobladores que habitaban el lugar.
Se pueden encontrar piezas tanto de piedra como de cerámica extraída
del montículo No. 3.
Igualmente fue construida la "Casa del Cacique" utilizando
técnicas rudimentarias.
Por la falta de recursos económicos existentes, aún no
se han continuado con los trabajos de excavación en el lugar, ya
que actualmente estos son muy costosos, por el personal que se requiere
para el mismo y por lo delicado que es el trabajo en sí.
Se pudo conocer que actualmente existe un patronato conformado por distintas
agrupaciones del área como del IPAT y el INAC.
En ese patronato se ha solicitado el apoyo a varias empresas para que
apoyen con la protección y cuidado del parque y sólo ha sido
la compañía La Estrella la que se ha encargado de dar mantenimiento
al área verde, y el INAC en el mantenimiento del museo.
Para diciembre de 1998, se terminaron algunos trabajos de mantenimiento,
logrados con una partida de 25 mil dólares del Proyecto de Inversión
Local, PROINLO, el cual se utilizó para cambiar el techo del museo,
parte de la museografía, se reparó el techo del montículo
No. 3, se confeccionaron vallas dentro y fuera del parque.
Además, se dotó el sitio de una turbina con tanque para
el almacenamiento de agua en el museo y se están construyendo servicios
higiénicos.
Según, Meneses, encargada del parque, son muchas las personas
que se acercan al lugar y más en el período escolar cuando
estudiantes de escuelas primarias, secundarias y universitarios, lo visitan.
Pero señaló que existe el problema de transportar a los
visitantes desde el centro de la comunidad de El Caño, al mismo parque.
"Los visitantes, que vienen a pie tienen que caminar alrededor de
hora y media, es decir 2 kilómetros, y más con el camino malo
que hay", indicó.
Señala, que el mismo se pone intransitable en época de
invierno debido a las crecidas del Río Grande, ya que se desborda
e inunda 700 metros hasta llegar al área del museo.
Manifestó, que una de las grandes metas del parque es de poder
continuar haciendo las excavaciones. Y el recuperar todas aquellas piezas
que se llevó el arqueólogo norteamericano, ya que la misma
tiene un lugar donde pueden ser exhibidas y que se le dé su debido
mantenimiento, siendo el lugar donde fueron encontradas.
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