PIDE UNA OPORTUNIDAD A LA SOCIEDAD
"Tito locura" toda una
vida en la cárcel
Melquiades Vásquez
Veraguas - EPASA
Una oportunidad a la sociedad,
pide Esteban De León Guerra conocido como "Tito locura",
quien asegura que desde la edad de cinco años estuvo detenido en
el reformatorio en la ciudad capital y ha llegado a pagar más de
40 años de prisión en diferentes cárceles del país.
Tito, tiene ahora 49 años, vive con su madre María Guerra
de 91, en una humilde casita, en la barriada San Martín de Porres
de Santiago, pero sólo le pide a la sociedad que le dé una
nueva oportunidad de reintegrarse a ella para ser un hombre de bien el resto
que le queda de vida.
Manifestó que nunca tuvo en su mente la idea de ser un temible
delincuente, si no por el contrario, dijo, "fue la sociedad quien lo
indujo a formarse esa imagen", de un malhechor para esta comunidad,
por los desprecios y vejámenes aun cuando era niño.
Siempre quiso estudiar, para ser un profesional, pero a los cinco años
sus sueños se truncaron cuando una autoridad de esta ciudad tomó
la decisión de conducirlo y luego internarlo en el reformatorio en
la ciudad capital.
A esa edad, la cual Tito no borra de su memoria, recuerda que lo aprehendieron
porque en horas de la noche jugaba en la otra calle con sus amigos de infancia
y tantas veces lo veían allá asimismo que lo apresaban hasta
que lo llevaron al lugar antes mencionado para dizque rehabilitarlo.
Comenta que estando en el supuesto programa de rehabilitación
para menores en la capital fue entonces que para poder sobrevivir entre
los demás jóvenes con edades mayores que él, aprendió
a fumar y consumir estupefacientes haciéndose adicto a la droga desde
muy niño.
Aclara que con el transcurrir de los años, ya convertido en joven,
mayor de edad, pensó en ser una persona dedicada al bien, pero factores
adversos no le permitieron continuar ya que al salir después de largos
años en la cárcel pagando delitos cometidos, otros no, la
gente lo discriminaba y lo señalaba como delincuente.
Palabras que para él se convirtieron ensordecedoras como "Tito
delincuente", "tú eres maleante" "delincuente",
lo llevaron a pensar que jamás la sociedad podía borrar la
imagen que ellos mismos le construyeron.
Sostuvo que sus actos como delincuente nunca fueron de violencia, jamás
ultimó a una persona, mucho menos agredió para robar, tampoco
asaltó, lo que frecuentemente hacía era vender o consumir
droga y hurtar algo que fuera fácil cometer el delito.
Recalcó que eso lo aprendió en el reformatorio desde los
cinco años, por lo que ahora alega que si a él no lo hubieran
llevado a ese lugar, hoy día fuera otra persona con mejores oportunidades
en esta vida.
Culpa a quienes en aquellos momentos con una visión miope según
él, tomaron la iniciativa sobre un niño indefenso y en contra
la voluntad de una madre analfabeta que sólo sufría por la
suerte que corría su hijo, la cual estaba casi segura que esa no
era la mejor alternativa, para la toma de correctivos de una criatura que
lo único que en su mente tenía era la de jugar con los de
su misma edad.
Los años han pasado, ahora tiene 49 años, pero para Tito,
son pocas las personas que le han brindado una oportunidad, cuenta con algunos
amigos que le ofrecen de vez en cuando un trabajo, pero sólo por
unos cuantos días, después vuelve a la calle, buscando el
sustento para él y su madre anciana de 91 años, sin obtener
el mismo encontrando las mismas respuestas de antes como "fuera delincuente".
Sólo le pide a esta sociedad, que le dé una nueva oportunidad
para poder reintegrarse a ella, y demostrar que puede ser una persona dedicada
al bien, el cual no está dispuesto a ir a la cárcel para dedicarle
tiempo a su madre anciana hasta el último día que viva.
Esta persona desea borrar los tatuajes que le confeccionaron sus compañeros
exconvictos en las celdas de las cárceles, en igual forma el tiempo
que perdió por 40 años encerrado.
Desea ser libre ante la sociedad que ahora lo castiga, con los señalamientos
de "eres delincuente" y él sólo en su pensamiento
riposta lo fui, ya no soy esa persona.
Queda en la conciencia de aquellos que sabiendo el daño que causan,
a una persona cometen errores peores que los que Esteban De León
se ha atrevido comunicar, máximo que ha anunciado su arrepentimiento
público ante la propia sociedad.
|