Siempre se ha dicho que el estilo de vida de una persona influye mucho en su vida futura. Llegar pleno a la tercera edad es sinónimo de vitalidad. Pero para eso se deben realizar actividades que procuren un mejor funcionamiento del organismo y de la mente.
Y es que para mantenerse en forma, refiriéndonos a la tercera edad, la persona debe adoptar un régimen de vida que tenga objetivos importantes que llevan a amar, crear y querer vivir.
Además, la vida activa física, mental y social se toman en cuenta, pues ayudan a combatir la inercia y la pasividad, que casi siempre ocurre en la mayoría de las personas de edad avanzada. Recuerden que el movimiento es vida y la inmovilidad acentúa el envejecimiento y conduce a la muerte.
Algunos expertos aseguran que cultivar alguna afición o distracción agradable mantiene la mente relajada y libre de estrés.
También hay que entender que el hecho de tener cierta edad no impide que se tenga presente: pensar en varias formas de solucionar un problema, ver una cuestión desde distintos puntos de vista, generar nuevas ideas sobre una cuestión determinada, imaginar o inventar nuevos modos de usar las mismas cosas.
Cultivar y mantener buenas relaciones humanas con la gente que nos rodea.
�Y LOS EJERCICIOS?
Realizar un programa de ejercicios físicos diariamente o, por lo menos, tres o cuatro veces por semana, de una duración de 20 o 30 minutos (gimnasia, caminatas, etc.) preferiblemente vinculado a grupos cercanos o accesibles que realicen sesiones de tales ejercicios.
Las mujeres y hombres que pertenecen a la tercera edad deben asumir una actitud optimista en la vida al enfocar los aspectos positivos de la realidad. Todo tiene sus partes buenas y malas.
Al cumplir el rol principal de la tercera edad, hay que trasmitir las experiencias y el saber acumulado de una vida, a las nuevas generaciones a través de la convivencia y los diálogos con jóvenes en distintos ámbitos de la vida. Además, ayuda al rejuvenecimiento, el revivir las experiencias de esa etapa de la vida, que no desaparece sino que duerme y se reactiva con esos contactos.
Mediante este legado de la vieja a la nueva generación, culminan los deberes de la vida y se ennoblece la tercera edad.
Un factor muy importante para el mantenimiento de la salud integral es el espíritu, la moral, la actitud con que vivimos y hacemos las cosas. Investigaciones y evidencias crecientes revelan el hecho de que si una persona considera que la vida es estimulante, significativa, interesante, incitante y no aburrida y tediosa, si persiste en propósitos importantes y vive experiencias satisfactorias y "estresantes", su organismo funciona mejor, se acrecienta su salud física y mental y resiste y vence a las enfermedades.
Señores, tengan presente que es una dicha llegar a la tercera edad, saber que todo lo bien que se ha hecho en los años de juventud, ha servido para tener una vida tranquila, mejor si es sin preocupaciones.
Sí a la vida, amar, unirse, vincularse a la vida, también en la tercera edad.