A ORILLAS DEL RIO LA VILLA
¿Qué hay detrás de los politiqueros?

Santos Herrera

El pueblo en un principio se inició como una aldea de pescadores. La cercanía al mar le sirvió para satisfacer sus necesidades mínimas, ya que cotidianamente, con los más variados implementos de pesca, sacaba el sustento que era compartido en la humilde mesa familiar. La playa generosa, nunca le puso cortapisas, muy por el contrario, bondadosa le abría su fecunda matriz para que los pobres pescadores y atarrayeros, llenaran sus redes. La gente del pueblo fue introduciendo otras técnicas más efectivas en la captura de peces, crustáceos y moluscos. Entonces se poblaron los playones con los famosos chiqueros construidos con alambre para encerrar gallinas, dos sogas, trasmallos y de canoas, que en sus faenas diarias recogían tantos productos del mar, que otro grupo inició la comercialización de pescados y camarones. Por ello, muchos caminos y pueblos, apartados del mar, eran visitados por las populares chivitas, permitiéndoles incluir en sus dietas, los sabrosos alimentos del oceáno. Así surgieron las pescaderías que se convirtieron en seguras compradoras de todo lo que los pescadores y atarrayeros le llevaran. Algunas de ellas hasta se dedicaron a la exportación de filetes de pargos, cherma, bonito, camarones y otras especies marinas que son altamente cotizadas en mercados extranjeros. La prosperidad en el puerto floreció en los rostros curtidos de sol y sal de los hombres del mar, que sonrientes y entusiasmados llevaban felicidad a sus hogares.

Opero, un día, la alegría comenzó a esconderse en los esteros y manglares, pues las carnadas en los anzuelos no eran picadas, los trasmallos salían vacíos, las atarrayas no capturaban absolutamente nada y hasta los pájaros marinos empezaron a tener hambre. Semanas antes, casi un centenar de hombres provistos de vasijas y bombas de echar aire, invadieron la pequeña playa del pueblo, y como vampiros empezaron a succionar en la arena, enormes cantidades de poliquetos. Estas bandas de depredadores aparecen en cada aguaje, y ante la protesta de los afectados, exhiben una flamante resolución firmada por el Director Nacional de Recursos Marinos del MICI. En ese documento se permite extraer poliquetos en este pedacito de playa que no llega a tres kilómetros de longitud; la misma cantidad de libras, autorizadas en las playas del Darién. Cuando los perjudicados le preguntaron al Director y a los asesores que trajo (doctores en oceonografía y en biología marina) que si la sobreexplotación de poliquetos no afectaba la producción de camarones y pescados, rotundamente dijeron que no, porque éstos no se alimentan de aquellos. Y cuando un sencillo pescador del pueblo les pregunto a tan ilustrados visitantes que si esto era así, entonces ¿para qué ordenaban la extracción de los poliquetos, que eran vendidos por grandes empresas en el extranjero, precisamente para la cría de camarones?, los sudorosos doctores callaron y un atarrayero les gritó: -y allá los venden a doce balboas la libra.

 

 

 

 

 

 


 

AYER GRAFICO
El General Torrijos inauguró en 1970 la Feria Internacional de San José


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, extiendo mi mal genio a otros


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