Volvió, pues, Jesús a decirles a los judíos: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará y saldrá, y hallará pastos.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da por las ovejas.
Volvió a ver disensión entre los judíos por estas palabras.
Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; o �por qué le vio?
Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. �Puede acaso el demonio abrir los ojos a los ciegos?
Los judíos rechazan a Jesús.
Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Y le rodearon los judíos y le dijeron: �Hasta cuándo nos turbarás el alma?
Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
Jesús les respondió: Os le he dicho y no lo creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;
Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.
Yo y el Padre uno somos.
Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.
Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; por cuál de ellas me apedreáis?
Les respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.
Jesús les respondió: No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?
Si llamo dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (Y la escritura no puede ser quebrantada),
�Tal que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemias, porque dije: Hijo de Dios soy? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis?