El hedor a carne podrida se hace insoportable en Haití. En una gran fosa común ya fueron sepultadas 7,000 víctimas del terremoto, pero todavía en las calles se observan filas de cadáveres. No hay manera de cavar 50 mil tumbas, exclamó Thomas Ewald, jefe de una unidad de élite de búsqueda.
Las cifras de muertos no son exactas y las autoridades del país no se han puesto de acuerdo sobre un número de víctimas.
La cifra de muertos podría llegar a 200,000, dice ministro del Interior, Paul Antoine Bien-Aime, sin embargo, el encargado de la cartera de Salud, Alex Larsen, habla de 50 mil fallecidos y 250 mil heridos.
La ayuda está llegando de forma masiva, pero por problemas logísticos no beneficia todavía a los sobrevivientes del terremoto. En Puerto Príncipe, los haitianos han pasado de la desesperación a la rabia, reflejada en saqueos y la construcción de barricadas con cadáveres en algunas calles.
El 70% de los edificios en 15 zonas de Puerto Príncipe han quedado destruidos.
Miles de personas pasan las noches a la intemperie. En Puerto Príncipe, el agua y los alimentos escasean y lo que hay se venden a precios por las nubes.
Francia anunció que pedirá que se condone la deuda de $214.8 millones que Haití tiene con el Club de París. La ONU pidió a la comunidad internacional $550 millones en ayuda urgente para asistir a los millones de afectados por el sismo.
Mientras, el embajador de Panamá en Haití, Alberto Castillero, informó que el edificio donde funciona la misión se derrumbó.