El incendio que destruyó una discoteca de la capital argentina causó 179 muertos y 619 heridos, informó Aníbal Ibarra, jefe del Gobierno de Buenos Aires.
Ibarra aseguró que, si bien existía una puerta de emergencia en el local siniestrado, la misma se encontraba "cerrada con alambres y candados".
La confusión y el miedo reinaban a media calle de la Plaza Once, un barrio de clase media baja, obreros y desocupados, por cuya terminal de trenes pasan decenas de miles a diario.
"Muchos estaban borrachos y en lugar de correr hacia las salidas, hacia cinco puertas, corrieron hacia las dos plataformas de arriba, donde están los baños. Allí se asfixiaron, los pisotearon", narró con los ojos desorbitados Roberto Gutiérrez, un camarero de una taberna de la zona que se lanzó hacia adentro a ayudar.
Los camilleros de las ambulancias colocaban mascarillas conectadas a tubos de oxígeno a los que salieron con vida y si uno se abría paso a los empellones, podía verse el recinto de la muerte, más pequeño que un estadio de básquetbol.
"Todo empezó cuando la gente disparó unas bengalas de mano al techo de tela y de goma. Comenzó a quemarse la goma, pero casi sin fuego, lo que lanzaba era un humo terrible, te ahogabas, te morías respirando eso", balbuceaba Cecilia Arce, una niña de 15 años, exhausta.